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Actualizado: 20 de junio de 2025


Os aseguro, don Francisco dijo el rey bostezando de nuevo y haciendo la señal de la cruz sobre el bostezo , que estoy pasando una mala noche. No la paso yo mejor dijo Quevedo. Vos os divertís; yo me fastidio. Pues os doy la diversión por dos blancas. Os juro que no puedo dormir. Y yo os afirmo, señor, que no puedo acostarme. Yo os había llamado para algo. Yo creía que para algo era venido.

Benedicta sabía que el ingrato la había abandonado para casarse con la hija de un rico minero; y desde entonces juró en Dios y en su ánima vivir para la venganza. Al encontrarse aquella noche con Aquilino y acordarle una cita, la fecunda imaginación de la mujer trazó rápidamente su plan.

Lita contestó muy seriamente: ¿Prefieres entonces, para casarte conmigo, que yo siga enferma, clavada en mi silla como los pajaritos embalsamados en los sombreros de mamá? ¡Oh, no, niña, no! afirmó Ramón con toda su alma. Prefiero morirme. Se lo juro. No digas tonterías. Se hizo una pausa, que cortó Ramón, después de suspirar: Tengo algo que mostrarle, además del saltaperico, niña Lita... ¿Qué?

El primo va a la casa todos los días, y la acecha cuando sale, para hacerse el encontradizo... Algunas tardes no parece por la tienda. ¿Tendrán citas? He aquí mi idea. Te juro que lo he de averiguar. Imposible que yo no lo averigüe. Aunque tuviera que perder mi colocación, aunque me quedara sin camisa que ponerme... ¡Qué infamia!

Un día accedió á visitar el estudio, con el interés que inspiran los lugares habitados por la persona amada. «Júrame que me respetarásEl tenía el juramento fácil, y juró por todo lo que Margarita quiso... Y desde este día ya no se vieron en los jardines ni vagaron perseguidos por el viento del invierno.

De toda verdad, don Claudio... Nada se echa de menos aquí. Repare usted, señorita, que yo no he hecho más que cumplir las órdenes de su papá lo mejor que he podido... De todas maneras, me felicito de no haberme equivocado... Pero ¿de veras le gusta a usted esto, Nieves? De veras, don Claudio: se lo juro a usted... Y ¿por qué no había de gustarme?

El marino movió la cabeza: nada más justo. Te he engañado, Ulises... Yo no soy italiana. Ferragut sonrió. ¡Si sólo consistía en esto el engaño!... Desde el día en que se hablaron por primera vez, yendo á Pestum, había adivinado que lo de su nacionalidad era una mentira. Mi madre fué italiana. Te lo juro... Pero mi padre no lo era... Se detuvo un momento.

La causa apenas yo misma la : tan solo que perdí el corazon de mi marido, y que el ingrato juró que me repudiaba. Cuatro meses hace que pronunciando él su juramento, me cubrí con este velo y me retiré á ese aposento.

Juró y blasfemó el criado y fuese, prometiendo poner el remedio de aquel atrevimiento en manos de quien más conviniese. ¿Es posible que se viva de esta manera? Pero qué mucho, si el artesano ha de parecer artista, el artista empleado, el empleado título, el título grande, y el grande príncipe? ¿Cómo se puede vivir haciendo menos papel que el vecino? ¡Bien haya el lujo, bien haya la vanidad!

Pero si alguien me hiciese ver que la riqueza debía pagarla con la renuncia del amor, le juro que saltaba a tierra en el primer puerto para volverme a Europa.

Palabra del Dia

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