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Actualizado: 28 de junio de 2025
Al cabo de lo cual, dijo: -Sepa vuestra merced, señor don Rodrigo de Narváez, que esta hermosa Jarifa que he dicho es ahora la linda Dulcinea del Toboso, por quien yo he hecho, hago y haré los más famosos hechos de caballerías que se han visto, vean ni verán en el mundo.
A ver. ¿Quién te hirió? ¿Cómo? ABIND. Mi esposa, No es herida peligrosa. JARIFA. Todo lo quiero saber. ¡Ay de mí, que no era en vano El quejarte y suspirar Toda la noche! ABIND. Has de estar Atenta. JARIFA. Di, esposo, hermano. ABIND. ¿Tu hermano soy todavía? JARIFA. Fuése la lengua, perdona. ABIND. El trato antiguo la abona.
Que aunque mucho me decía, Hallo agora más en vos, Y es grande engaño, por Dios. JARIFA. ¡Qué estremada cortesía! Antes, si él os engañó Con deciros bien de mí, Vengo a estar corrida aquí. NARV. El que lo ha de ser soy yo; Que si tal huésped creyera Que mi pobre casa honrara, De otra suerte la ensanchara Para que mejor cupiera.
Vamos donde no nos vea Tratar de nuestro contento, Que aún temo que el pensamiento Visto de sus ojos sea. Mira que me has de querer. JARIFA. Hasta morir te he de amar. ABIND. Pues yo no te he de olvidar. JARIFA. Eres hombre. ABIND. Y tú mujer. JARIFA. Para ti soy piedra. ABIND. Y yo. JARIFA. Pues no temas. ABIND. Probaré. JARIFA. Quiéreme mucho. ABIND. Sí haré. JARIFA. ¿Ya no soy tu hermana?
MANIL. Mucho ese tierno sentir Hace ofensa a tu decoro; Y aun a tu Jarifa ofende, Que tanto tu vida estima. ABIND. ¿La estima? MANIL. Sí, pues la anima, Y que se aumente pretende. Y pues tu pecho recibe Su alma, y casa le has hecho, ¿Por qué maltratas el pecho Adonde Jarifa vive? ABIND. ¡Ay, Maniloro! ¿Qué intento? Mal hago en querer morir Si el huésped ha de salir Del pecho en que le aposento.
JARIFA. Ya estaba de ti quejosa, Y más del temor del día; Que como la noche fuera De un siglo, un siglo esperara, Sin que esperar me cansara, Si esperara que te viera. ABIND. ¡Ay, brazos hermosos míos! ¡Ay, puerto de mis tormentos!
Ya os casaréis, y ya, cual dulce tórtola Que mató el lazo o cazador mortífero Que el alto nido derribó del álamo, Lleno de sangre dejaréis el tálamo. Salen JARIFA y CELINDO. JARIFA. ¿La voz, dices, de mi bien? CELIND. Digo que le oí llamar. ABIND. A Jarifa siento hablar Y a Celindo oigo también. Tiemblo, la sangre me acude Al corazón.
Pero llegó el desengaño Con el curso de los días, Y ansí, el amor halló luego Las almas apercebidas. ABIND. ¡Triste del alma mía Que dió tan triste fin a su porfía! Canten. Quisiéronse tiernamente, Hasta que, llegado el día En que pudieron gozarse, Dieron sus penas envidia. ABIND. ¡Triste del alma mía Que dió tan triste fin a su porfía! JARIFA. No cantéis más. Bien está. Bien os podéis todos ir.
De Cartama iba a Coín, Breve jornada, aunque alargue Siempre la tierra el deseo Poniendo montes y mares; Iba, el más alegre moro Que vió Granada, a casarme Con mi señora Jarifa, Que ya en su vida me aguarde. Véome preso y herido, Y lo que siento es que pase De mi bien la coyuntura. Déjame agora matarme.
Dése, pues, ya la sentencia En que sea el cuerpo hermano Y el alma no; que es en vano Querer que tenga paciencia; Pero, aunque vencido estoy Y a la muerte condenado, Quiero morir coronado Pues como víctima voy. Dadme, hermosas flores bellas, Rubí, zafir y esmeralda Para hacer una guirnalda. Haga que compone una guirnalda. JARIFA. Bien es que te adornes dellas.
Palabra del Dia
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