United States or Bosnia and Herzegovina ? Vote for the TOP Country of the Week !


Sin embargo, desde el día que la duda se posó en su espíritu, no pudo Jacques, por grande que fuera su imperio sobre mismo, impedir que algo traslucieran Beatriz y Pedro de la obsesión que lo atribulaba, y se penetraron de que eran objeto de una tal vez involuntaria vigilancia; resolvieron, pues, de común acuerdo, hacer aún más raras sus entrevistas íntimas, y obstáculos tales puestos a su pasión, dieron por resultado que ésta se hiciera todavía más imperiosa, más absorbente.

Yo me he estremecido con una involuntaria alegría al pensar que me amaba lo bastante para compadecerme, y después he lamentado amargamente el haberla disgustado por un motivo tan poco fundado, porque yo mismo me vería bien embarazado si quisiera explicarme lo que ella llama mi dolor. ¡Creerás que ella ha supuesto que el amor... el amor! ¡miserables ilusiones de niño de las que yo tantas veces he reconocido la frivolidad!... ¡el amor! ¡Ah! sin duda, yo amo a las mujeres en sus brillantes armonías con la naturaleza, como una de las obras más encantadoras, como uno de los más seductores ornatos de la creación; las amo como a las flores, como amaría a criaturas animadas y pensantes que tuvieran, en el desarrollo de sus ideas y de sus sentimientos, la gracia y la delicadeza de las flores.

Cuando terminó la enumeración de los méritos de Momaren, de las glorias del gobierno femenil y de los grandes adelantos intelectuales de su raza, el gigante contestó á su vez con otro discurso, agradeciendo las atenciones de que había sido objeto desde su llegada involuntaria á esta República y las que esperaba recibir en adelante, pero aludiendo de paso con suavidad al disimulado encierro en que le tenían.

¡Si amo! ¡si amo! ¡con toda mi alma! exclamó el joven refiriéndose siempre á doña Clara. La Dorotea, sin darse á misma la razón, se inmutó profundamente y dejó ver claro su disgusto en su semblante. Acaso aquello era amor propio. Acaso una sensación involuntaria.

Era extraordinariamente delgado y bajo de cuerpo; tenía la nariz aguileña, el cabello entrecano y el rostro tan lleno de arrugas, que a primera vista aparecía estar sonriendo continuamente. Al verlo entrar en el estudio, su tío ni se inmutó ni se puso de pie: sólo dijo secamente, dirigiendo involuntaria mirada al retrato de César Borgia que pendía en uno de los muros.

Pero la zarpita blanca y sonrosada, en vez de achicarse bajo la presión involuntaria y brutal, que habría hecho lanzar a otra un grito de dolor, se crispó con vigoroso esfuerzo, librándose fácilmente de este encierro: Le agradezco mucho que haya venido. Encantada de conocerle.

Pero, una vez que el joven estaba abrumado por la sospecha de haber sido él mismo la causa involuntaria del suicidio de la Condesa, era necesario, no solamente hacerle creer que esa sospecha no era inverosímil, sino también dejar que lo atormentase como un remordimiento. Sin embargo, el juez, en su fuero interno, no quería atribuirle aún demasiado valor.

Como yo aun tardaría en llegar, el señor de Seligny no quiso perder ni un momento y partió solo a ver al agonizante que, en efecto, parecía expirar, pero, la exclamación involuntaria del señor de Seligny, espantado, que profirió involuntariamente el nombre de Maugis al reconocerle, pareció despertarle por un instante del sueño de la muerte. «¡Maugis! dijo el infeliz moviendo la cabeza con esfuerzo ; ¡que Dios me perdone!...» «¡Ay!... ¿podrá perdonarle?...»

Ciertamente que la conversación en voz baja de los novios y su involuntaria abstracción de todos los circunstantes no convidaban a otra cosa. El médico D. Anselmo iba y venía, permaneciendo poco tiempo en la reunión. Ya no disputaba ni sacaba a relucir sus filosofías, porque doña Luz no prestaba atención a nada que no fuese D. Jaime.

Después... un pecho anheloso sirviendo de almohada palpitante a un rostro agradecido, y, por fin, el resplandor del alba que, como virgen pálida y envidiosa, llamaba temblando en los vidrios del balcón para decir a los felices amantes: «¡BastaMas no todo lo que Cristeta sentía era deliciosamente impuro, no; que junto a la involuntaria tentación del deseo también bullían en su alma ideas ajenas al placer.