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Actualizado: 13 de junio de 2025
Dos días antes, don Ramón, al hacer el balance del mes, notando que resultaban en su favor quinientas pesetas, procedentes sin duda de un error en la cobranza, había ido a confesar la involuntaria falta, entregando la cantidad al cura para que la repartiese entre los pobres. Y la noticia circulando de boca en boca, agrandábase, llegando a arrancar lágrimas de enternecimiento. ¡Qué hombre aquél!
15 de enero. Es curioso cómo me interesa el señor Baltet... Llevo dos noches soñando con él. Le veo rubio, delgado, bastante alto. Sus ojos azules son dulces y su voz agradable. Bajo el imperio de mi preocupación involuntaria, me interesan menos las cartas que recibe la de Ribert, que no comprende mi repentina indiferencia... Hago vanos esfuerzos para recobrar mi ardor, pero no lo consigo.
Solamente, en lugar de seguir a pie con Jenny y unos cuantos intrépidos, declaró que prefería el coche, con gran contrariedad del diplomático. No tengo verdaderamente suerte con usted, miss Darling dijo con involuntaria acritud. ¡Yo que esperaba hacerle a usted tirar la primera pieza! No lo sienta usted, porque no la acertaría. Pero, en fin, ¿es que le desagrada a usted mi compañía?
Si a doña Guiomar no conociera, si no la amara, si de su tragedia involuntaria causa no fuera, si a Margarita no encontrara, corrido por distinto cauce hubieran las cosas, y en vez de llegar a ser Cervantes el Manco de Lepanto, casádose hubiera dichosamente con su doña Guiomar, y andando el tiempo no se hubiera visto en ocasión de ir, para asuntos que no eran suyos, a la Mancha ni a Argamasilla, ni conocido hubiera a Aldonza Lorenzo, ni a Alonso Quijano, ni a Sancho Zancas, y probablemente no tendríamos nuestro buen Don Quijote con que recrearnos y enorgullecernos, teniendo tal vez que contentarnos con Rinconete y Cortadillo y el Coloquio de los perros, y con las Ejemplares; ¡y quién sabe! que un leve acontecimiento, importante en la vida de un hombre, todo el curso de su vida cambia, echándole por otro cauce.
Mi deber era, pues, callar; hacer lo menos amarga posible la vida de este débil y dulce compañero que el cielo me ha dado, disimular, ocultar, hasta donde cabe... mi falta de amor... mi injusta, impía, irracional, involuntaria falta de estimación. Así se explican el engaño y la persistencia en el engaño; pero la vileza del hurto no cabe en mí.
Por eso es de circunstancias... Sí respondí valientemente. Puesto que soy una solterona involuntaria, utilicemos las recetas de las solteronas... Resumamos, señor cura... Para hacer una solterona se toma una joven, se la desilusiona, se le hace traición... No siempre protestó Genoveva.
No se sabe con certeza la causa de su destitución, ni si ha de imputarse á desgracia suya involuntaria ó á su carácter inquieto y poco acomodaticio, ni tampoco la época en que regresó á España. Sólo ha llegado á nuestra noticia que, para sustentar á su segunda esposa, se vió obligado á escribir para el teatro.
Volviendo á Paris, del que una digresion casi involuntaria me ha separado, en la capital de Francia, es donde recibe mas culto que en parte alguna del mundo el dinero; allí se santifican todos los medios para adquirirlo, allí ese ardiente deseo habita los corazones, allí es absolutamente necesario adquirir dinero, y el que no lo alcanza es considerado como hombre sin talento, ¡es horroroso!
Fuera de eso no quedaba para Beatriz más que oprobio, degradación, sonrojo, y para la misma señora de Aymaret eternos remordimientos por una imprudencia tan involuntaria como imprescindible en evitación de mayores males.
Por fin se restableció el silencio y emprendimos una nueva conversación más seria, aunque sobre el mismo asunto. Genoveva me preguntó con qué objeto hacía mis investigaciones, y le respondí que todo mi deseo era encontrar libros que me inicien en la introducción de las solteronas en la sociedad moderna, pues hasta ahora no me daba cuenta más que de la solterona involuntaria.
Palabra del Dia
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