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La tartana estaba sumergida en la obscuridad; solamente un punto luminoso brillaba en su popa, en la dirección de la cámara; pero no se oía el más ligero ruido a bordo, ni se veía a nadie sobre el puente. El capitán del guardacostas, habiendo efectuado dichosamente su cambio de amuras, se dejó ir sobre la tartana, hasta una distancia de medio tiro de pistola.

Había motivos para sospechar que aquella G... era cierta Gumersinda, esposa de un comerciante de harinas, mujer notable por la abundancia de carnes, que la hacían caminar con dificultad. Periquito amaba a las casadas y a las gordas. Cuando estas dos preciosas cualidades se reunían dichosamente en un ser, su pasión no tenía límites. Y tal era el caso presente.

Cada vez que le traían a D. Bernardo la noticia de una nueva calaverada, de un nuevo suspenso, se ponía a las puertas de la muerte, dejaba de comer, de hablar, de fumar, y se pasaba dos o tres días dando paseos por el corredor y lanzando de vez en cuando unos ayes sofocados, que traspasaban el corazón de su fiel esposa doña Martina. «Distráete, hombre; no pienses más en ello: vas a enfermar, y primero eres que él... Además, no todos los chicos han de ser modelos como Carlitos y Vicente...» D. Bernardo no hacía caso de estas justas observaciones, y sólo salía de su voluntario ostracismo cuando algún grave que hacer venía dichosamente a embargar su atención.

Este golpe le trastornó y le modificó tan dichosamente el encéfalo, que, no bien sanó de su grave y peligrosa herida, se convirtió en uno de los más agudos y sublimes sabios jesuitas que hubo en el siglo XVII: escribió luminosos comentarios del Pentateuco, y otras obras no menos útiles que forman juntas diez o doce tomos en folio; y, por último, murió en Roma en olor de santidad.

A pesar del tema constante que presta unidad a las Odas, no puede negarse que el poeta acierta a evitar la monotonía y que hay bastante variedad en sus cuadros. La hermosura y la fertilidad de los campos están bien sentidas y a menudo dichosamente expresadas.

Al embarcarnos á bordo de un vapor, con direccion á Zuric, pudimos admirar en su conjunto la gracia y los contornos de Horgen, cuyos pormenores nos habian seducido. La villa es literalmente un conjunto de fábricas y bonitas casas de elegantes formas, terrazas y jardines. La vida debe de ser dulce, apacible y dichosamente laboriosa en ese lindo pueblo.

Don Alonso recordó el verso de Alighieri: Loco e in Inferno detto Malebolge, Tutto di pietra e di color ferrigno, Come la cerchia che d'intorno il volge. Entró derecho a la celda de su amigo atravesando el Patio del Silencio. Abrió la puerta con suavidad. El religioso dormitaba extendido de espaldas sobre rústica tarima; su boca, entreabierta, sonreía dichosamente.

Gracias, pues, a este inapreciable elemento económico, se había hecho casi innecesario, entre los socios del club, el numerario, reemplazándolo dichosamente por otro medio enteramente abstracto y espiritual, la palabra; la palabra oral o escrita. Vivían, gastaban lo mismo que sus colegas y modelos de Londres, sin libras esterlinas, ni chelines, ni pesetas, ni nada.

Dice al principio que pone letras Visayas; luego, que por tener que conformarse con los moldes, ha puesto las Tagalas! La razon que le decide á poner los caracteres segun estos últimos es muy singular: dichosamente no se tropezó con moldes chinos ó hebreos!

Seguí haciendo la misma vida de antes y cultivando la misma especialidad con que casual y dichosamente había acertado. Mas, por efecto de la vida sedentaria y desarreglada que llevaba, o por ventura porque las descripciones cuando se abusa de ellas van directamente al estómago y se sientan en él, es lo cierto que vine a enfermar de este órgano.