United States or Svalbard and Jan Mayen ? Vote for the TOP Country of the Week !


A la izquierda de tal cocina se veía otra caverna con una puerta irregular, más ancha por arriba que por abajo, que se cerraba por medio de dos tablas y un travesaño. Y ¿dónde está Marcos? dijo Hullin sentándose cerca del hogar. Ya le he dicho que está durmiendo; ayer vino muy tarde, y hay que dejarle dormir, ¿lo oye usted? Lo oigo muy bien, Hexe-Baizel, pero no tengo tiempo de esperar.

Gaspar Lefèvre, viendo a su madre y a Luisa inmóviles y con los dientes apretados, dijo a Marcos que si ellas no volvían en se levantaría la tapa de los sesos con su fusil. Marcos respondió que cada cual era libre de hacer lo que quisiera; pero que, por su parte, no estaba dispuesto a darse un tiro por Hexe-Baizel.

Y girando pausadamente los talones, con paso firme, alta y derecha la cabeza, a pesar de la extraordinaria inclinación de la pendiente, el Rey de Bastos descendió el sendero de la roca. Hullin, Marcos Divès y también Hexe-Baizel prorrumpieron en una sonora carcajada. Está completamente loco dijo Hexe-Baizel.

Es pólvora fina inglesa dijo Marcos que se va de las manos como las pepitas de plata y que caza a las mil maravillas. No se necesita mucha; con un dedal basta. Y aquí tienes el plomo puro, sin mezcla de estaño. Esta noche comenzará Hexe-Baizel a fundir las balas; ella entiende de eso; verás.

Otras veces, en otoño, Marcos tendía unas redes sobre la maleza, en las que cogía los zorzales que acudían al engaño; por último, la torre le servía también de leñera. ¡Cuántas veces Hexe-Baizel, cuando el viento norte soplaba con tal rigor que parecía arrancar la piel a los bueyes, y cuando el ruido, el crujir de las ramas y el lamento agudo de los bosques de alrededor subían a las alturas como el clamor del mar embravecido, cuántas veces Hexe-Baizel había estado a punto de ser arrebatada por el huracán hasta la montaña de Kilberi, que se halla enfrente!

Hexe-Baizel, trae un asiento a Hullin. Luego sentose el contrabandista en el hogar, con la espalda hacia el fuego y frente a la puerta abierta, por la que penetraban juntos los vientos de Alsacia y de Suiza.

Hexe-Baizel, al oír semejante proposición no pudo contener un gesto de extrañeza, y dijo: Nadie, desde hace veinte años, ha entrado en la cueva; bien puede él creernos bajo nuestra palabra como nosotros creemos bajo la suya que nos pagará; de modo que no tengo para qué encender la linterna.

¡Agárrate con fuerza dijo Marcos y haz como yo! La mano derecha en el boquete, y el pie derecho delante, en el escalón; ahora, media vuelta. ¡Ya estamos! Volvieron a la cocina, en la que se hallaba Hexe-Baizel, quien les dijo que Yégof estaba en las ruinas del antiguo burg. Ya lo sabemos respondió Marcos ; acabamos de verle tomando el fresco allá arriba: cada loco con su tema.

Yo conocía ya a Hexe-Baizel, que era entonces criada de la granja de «El Encinar», en casa del padre de Catalina. Trájome en dote veinticinco luises, y vinimos a establecernos en la caverna de los Madroños. Callose Divès, y Hullin, muy pensativo, le preguntó: Entonces ¿has tomado cariño a este agujero?

Al cabo de un cuarto de hora se elevaron millares de chispas y el edificio se hundió. Sólo quedaron en pie los negros mojinetes. Volvió la comitiva a ponerse en marcha y continuó la ascensión por el sendero. En el momento de llegar a la explanada superior, oyose la voz agria de Hexe-Baizel que gritaba: ¿Eres , Catalina? ¡Ah! ¡Nunca hubiera creído que vendrías a verme a mi pobre tugurio!