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Actualizado: 24 de octubre de 2025
La mujer mística retiró lentamente su mano y la escondió entre las sábanas. Volvió el rostro, miró á la víctima, y sin inmutarse, dijo con la misma voz helada: "¿Yo?" No se puede resistir tal insolencia afirmó Paz asiendo á Clara por un brazo y apartándolo violentamente de la cama. Si usted no se marcha ahora mismo de aquí, llamo á un alguacil para que le haga entender sus deberes.
El hermoso cuarto en el cual estoy instalada desde ayer, será probablemente el último cambio de habitación que yo haga; en él moriré, sin duda. Alfonso llegó ayer. Me preocupo mucho por él y por sus hermanas, pues no veo medio de educarlos fácilmente. Sin embargo, cuando me veo rodeada de estas seis hermosas criaturas, me siento orgullosa y satisfecha.
Sirvo y he estado sirviendo muchos años al rey con mi dinero y mis fatigas, decía á los que le desalentaban; yo le pido ahora que me haga justicia y tiene que hacérmela.
La misma dificultad que se ofrece con respeto á los otros sentidos existe en cuanto al oido; si dudo del testimonio de tres, ¿por qué no dudo del de cuatro? No adelanto pues nada con el raciocinio; este me conduciria á cavilaciones tales, que me exigirian una duda imposible, que me arrancarian una seguridad de que no puedo desprenderme por mas esfuerzos que haga.
Antes de emprender el viaje de Bato á Viga recomiendo al que lo intente haga testamento y se ponga bien con Dios. En cuanto á la forma de locomoción entran todas las conocidas en el país, llegando á algunos puntos, en que el viajero tiene que ayudarse de bejucos tendidos sobre los precipicios, ó las casi verticales estribaciones del gran Cantilamo.
Eres joven aún para permanecer en esa atonía: el apetito volverá á ti. Deseo que no encuentres la mesa puesta como en el pasado, que la dificultad te exalte, que la negativa te haga sufrir; y entonces... ¡entonces!... Nunca había visto don Marcos tan enfadado á su príncipe como esta mañana al anunciarle que la duquesa de Delille le esperaba abajo, en el hall.
Porque me la ha recomendado la hermana de don Benigno, el vicario, y es de confianza. Bueno; pues mañana, haga la cena la muchacha o la hagas tú, se ha de cenar a las sietes. Al día siguiente, la cena estaba a las ocho.
Piense usted, señora, en la crueldad de condenar a una joven al celibato cuando todas sus aspiraciones y todo su ser tiendan hacia la dicha del matrimonio... ¿Qué quiere usted que haga en la vida una pobre joven cuyo espíritu, cuya voluntad y cuyo corazón no están formados y necesitan equilibrarse con el espíritu, la voluntad y el corazón de un hombre?...
Es horrible condenarnos con hechos... y con hechos palpables... ¿Y qué quiere usted que yo le haga? objetó el cura. En primer lugar, nacen indiscutiblemente más mujeres que hombres, al menos en Francia... Después la muerte se lleva más pronto a los hombres que a las mujeres, lo que hace el elogio de ustedes, señoras observó graciosamente el cura, porque prueba la pureza de su vida.
No creas que tengo un interés especial en que sea Urquiola quien haga feliz tu vida. Tal vez tu mamá lo defienda con más tenacidad que yo, pues de su sangre es y conoce sus méritos. Por mí, si no es ese, que sea otro. De sobra los hay en la juventud brillante, esperanza de la patria y de la religión, que sale de Deusto.
Palabra del Dia
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