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Soy vuestro esclavo: os seguiré donde queráis. Nosotros no tenemos esclavos respondió Van-Horn : serás nuestro amigo. Síguenos. Partieron a la carrera precedidos por el papú, el cual les abría camino apartando con cuidado las ramas y los bejucos que podían molestar a sus salvadores.

Clavan primero, sobre el ribazo, un grueso horcon destinado á soportar una soga que amarran en varias estacas, oblicuamente clavadas en tierra detras del horcon; terminada esta maniobra, cubren la soga de bejucos, fijándolos, para que no los arrastre la corriente, en esos espigones que suelen encontrarse en medio de los rios.

¡De nuevo ante mis ojos el incomparable espectáculo de los bosques vírgenes, con sus árboles inmaculados de la herida del hacha, sus flotantes cabelleras de bejucos, sus lianas mecedoras, llevando el ritmo de la sinfonía profunda de la selva, perfumando sus fibras con la savia de la tierra generosa o aspirando la fresca humedad en el vaso de un cactus que vive en la altura, guardando como un tesoro en su seno el rocío fecundo de las noches tropicales!

Birac, contando con sus dos barrios denominados Santo Domingo y Antipolo, tiene una densidad de población de 5.066 almas, de las que tributan 2.326. Su censo eclesiástico está representado por 244 bautizos, 36 casamientos y 119 defunciones. A las escuelas asistían unos 60 niños de ambos sexos. Los campos de Birac producen arroz, maíz, abacá y bejucos. Corren por aquellos 16 ríos.

El papú, Cornelio y Van-Horn no se detenían a admirar a aquellas aves, entre las cuales las había de los más raros y preciosos plumajes, y apretaban el paso para llegar cuanto antes al bosquecillo de moscadas, esperando encontrar allí al Capitán, Hans y el chino. Varias veces habían tenido que detenerse para pasar a través de los bejucos, que les impedían avanzar, estorbándoles el paso.

Un pequeño campo le provee de arroz para su morisqueta; el río le brinda con la riqueza de sus pescados; el coco, le ayuda con las múltiples aplicaciones de sus hojas, sus jugos y sus fibras; el chile, fortifica su organismo; las hebras del abacá, cubren su cuerpo; las esbeltas cañas y los trepadores bejucos, le dan albergue; los verdes nipares, bebidas alcohólicas; y por último, refrescan su sangre los poéticos tamarindos.

La frondosidad era tan densa por algunos puntos, que era menester abrirse paso rompiendo y destrozando con la segur los enormes bejucos y demás plantas enredaderas que, formando festones y guirnaldas, pendían y se entrelazaban de unos árboles en otros.

Una vez afianzada la soga en ámbos ribazos, queda bien tirante, y entónces las mugeres y niños agarrándose de los bejucos que cuelgan encima de las ondas, consiguen pasar el rio sin peligro de ser arrebatados por la corriente. Resúmen. Todas la naciones de la provincia de Moxos estaban divididas en pueblos: su manera de regirse era uniforme.

La magia y los turbantes son tan indispensables en toda comedia tagala, como el llamar simpática á la Liceria, omisión que el día que la hiciera un cajista de cartel, produciría un terremoto de bambalinas. En Tayabas no hay teatro, por consiguiente, hay que hacerlo, y después de hecho aliñarlo para el caso, y el caso tiene más harigues y bejucos de lo que parece.

Se halla sobre el río Olla, basado sobre dos montes y cuyo arco tiene sobre noventa piés de cuerda, sin haber usado más amarras ni maderas para la formación de la colosal cimbra que bejucos, cañas, cocos y bongas; entrando en su construcción solo argamasa; su único ojo mide de luz cincuenta y dos pies de alto por cuarenta y ocho de ancho, construcción casi milagrosa, por lo cual sin duda alguna el arquitecto mayor de Filipinas en su informe al Superior Gobierno, fechado en 7 de Diciembre de 1852 decía entre otras cosas lo que literalmente copiamos