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Mírala, es mi novia había dicho una mañana a Margalida, mientras ésta limpiaba la habitación . ¿Verdad que es hermosa?... Debió ser princesa de Tiro o Ascalón, no lo cierto; pero lo que indiscutiblemente es que estaba reservada para . Me amaba cuatro mil años antes de nacer yo, y ha venido a buscarme a través de los siglos.

Pero, lo que más indiscutiblemente acusaba a Pierrepont ante los ojos de las jóvenes amigas, era ese completo y absoluto alejamiento de aquél hacia ellas, cual si el marqués hiciera por el hecho una tácita confesión de su indignidad; jamás aparecía por el taller de Fabrice, con grande aflicción del pintor, que tan sinceramente estimaba a aquel antiguo compañero del combate y de la ambulancia.

El Padre de los Maestros, colocándose ante los ojos unas gafas redondas, empezó su lectura junto á una ventana. Cuando Flimnap acabó su informe sobre los trabajos para la instalación del gigante, el personaje universitario se aproximó conservando los papeles en su diestra. Algo flojitos dijo con una severidad desdeñosa . Son indiscutiblemente versos de hombre, y de hombre enorme.

Me vino a la memoria lo que Oliverio había dicho en cierta ocasión, respecto de las personas que tienen el trabajo y la voluntad como único patrimonio, y detrás del espectáculo indiscutiblemente hermoso del heroísmo desplegado por un hombre que quiere, advertía mediocridades de existencia que me hacían temblar.

Es horrible condenarnos con hechos... y con hechos palpables... ¿Y qué quiere usted que yo le haga? objetó el cura. En primer lugar, nacen indiscutiblemente más mujeres que hombres, al menos en Francia... Después la muerte se lleva más pronto a los hombres que a las mujeres, lo que hace el elogio de ustedes, señoras observó graciosamente el cura, porque prueba la pureza de su vida.

Estas libaciones sagradas fueron frecuentes. Las risas de Freya hacían volver la vista á los ingleses, interrumpiéndolos en su concienzudo trabajo. El marino se sintió invadido por un tibio bienestar, por una sensación de reposo y confianza, como si esta mujer fuese ya suya indiscutiblemente.

La más grande y lozana se la dió á la joven, y ella la aceptó sonriendo, como algo que le correspondía indiscutiblemente. Su compañera, una vez pasada la primera impresión del regalo, mostró impaciencia por alejarse de este desconocido. «¡Gracias... gracias!» Y empujó á la otra, que aún no había terminado su sonrisa, marchándose las dos precipitadamente.