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Actualizado: 10 de septiembre de 2024
Entonces dijo Ido, fatigado de aquel relato incoherente, y de aquel vocabulario grotesco , recogió usted a ese precioso niño... Buscaba Ido la novela dentro de aquella gárrula página contemporánea; pero Izquierdo, como hombre de más seso, despreciaba la novela para volver a la grave historia.
Esta noche me había dado cuenta de que no podía prolongar más tiempo aquella situación. Huberto exigía una respuesta definitiva; este incidente no ha hecho, pues, más que adelantarla un poco. Ciertamente, me habría gustado que las cosas hubieran pasado de otra manera; ese brusco consentimiento, lanzado como desafío a la pobre Alicia, nuestra actitud confusa, todo aquello fue torpe, si no grotesco.
Poco después se deslizó nuevamente en Dimmesdale el sentimiento de lo grotesco en medio de las solemnes visiones que se forjaba su cerebro. Creyó que las piernas se le iban poniendo rígidas con el frío de la noche, y empezó á imaginarse que no podría descender los escalones del tablado. La mañana se acercaba entretanto y allí se encontraría él: los vecinos empezarían á levantarse.
Gozaba de algún renombre en los laboratorios de su patria... Y estaba allí aguantando las enjabonaduras y payasadas del barbero, estremeciéndose bajo las rociadas de los negros, sin conocer lo grotesco de una situación que hubiese irritado a otros, satisfecho tal vez de contribuir al regocijo de esta muchedumbre fatigada por la monotonía del Océano.
El yate fué á amarrarse en el puerto de Mónaco, y Miguel Fedor, al llegar á París, casi rió como en presencia de un cambio grotesco de las leyes naturales. ¡El heredero de los Lubimoff necesitando dinero y teniendo que esforzarse por adquirirlo, lo que no había hecho en toda su existencia; solicitando adelantos horriblemente usurarios con la garantía de sus lejanas y famosas riquezas, que por primera vez eran menospreciadas!...
Se acabaron los sexos; nadie tiene piedad de nadie; la sed de gloria lo envenena todo. El encono llega al extremo de que el actor cómico, por ejemplo, diga un chiste que no estaba en su papel, ó deja caer una silla ó haga algo hilarante y grotesco, sin otro propósito que el de distraer al público para que no aplauda á otro actor que «se había preparado» un mutis magistral...
Sólo una niña de pocos meses quedó en la carreta-choza jugando con un perro. El domador no ofrecía ese aire, entre petulante y grotesco, tan común a los acróbatas de barracas y gentes de feria; era sombrío, joven, con aspecto de gitano, el pelo negro y rizoso, los ojos verdes, el bigote alargado en las puntas por una especie de patillas pequeñas y la expresión de maldad siniestra y repulsiva.
Las hurís africanas se suceden unas a otras y en un francés imposible, grotesco, os invitan a pasar el puente del Sirat; basta, para no sucumbir, recordar el procedimiento de Ulises y taparse, no ya los oídos, sino las narices, lo que es más eficaz. Pululan, salen de todas partes, hasta que es necesario apartarlas con violencia.
Al principio halló chistosa la equivocación de su marido y se rió de todas veras, con placer semejante al que produce la representación de un grotesco sainete; pero la tenaz persistencia de la escultura en sus muecas y visajes le produjo un efecto muy raro.
¿Pues yo qué hecho? dijo, remedándola con gesto grotesco, Salomé. Miren la hipócrita, ¡qué monstruo, Dios mío! Paula, no te asustes añadió, acercándose á la cama; no nos des un nuevo disgusto. Ya sabemos qué clase de persona hemos recibido en nuestra casa. Todo se ha descubierto, niña continuó Paz Ya no nos engañará usted más con su cara de mosquita muerta. Pero ¡qué atrevimiento, qué iniquidad!
Palabra del Dia
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