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Actualizado: 6 de junio de 2025
Era Sol como para que la llevasen en la vida de la mano, más preparada por la Naturaleza para que la quisiesen que para querer, feliz por ver que lo eran los que tenía cerca de sí, pero no por especial generosidad, sino por cierta incapacidad suya de ser ni muy venturosa ni muy desdichada. Tenía el encanto de las rosas blancas. Un dueño le era preciso, y Lucía fue su dueña.
La responsabilidad de tus faltas las tomo para mí y te dejo a ti la gloria de tus bellas acciones. ¡Y qué ingrato he sido contigo! Pero me has dado una de esas lecciones que son propias de las grandes almas. A mis ligerezas respondes con tu generosidad. JOAQUÍN. Te idolatro. ISIDORA. ¿Me he portado bien? JOAQUÍN. Como una princesa, como una reina.
Yo deseo que gane mucho, muchísimo añadía con una generosidad de buena amiga . ¡La pobre lo necesita tanto! ¡Van tan mal sus asuntos!
Además, sentía inquietud al apreciar el porvenir incierto. ¿Cuánto tiempo iba á transcurrir antes de que le enviasen dinero de América? ¿No llegaría á suprimir la guerra las fortunas lo mismo que las vidas?... Y sin embargo, nunca Desnoyers apreció menos el dinero ni dispuso de él con mayor generosidad.
Después viene el batallador prelado don Rodrigo, que conquista a los moros mucha tierra; la catedral posee un principado, el Adelantamiento de Cazorla, con poblaciones como Baza, Niebla y Alcaraz.... Y dejando a los reyes, ¡no hay poco que decir de los grandes señores, nobles como príncipes, que mostraron su generosidad con la Iglesia Primada...! Don Lope de Haro, señor de Vizcaya, no contento con costear la construcción del templo desde la puerta de los Escribanos hasta el coro, nos regala la villa de Alcubilete, con sus molinos y pesquerías, y deja dotación para que en el coro, al rezarse las completas, arda esa vela que llaman «la Preciosa», y que se coloca en el águila de bronce del gran atril.
Sintióse conmovido ante la generosidad desinteresada de aquella persona; pero pronto empezaron las dudas y la confusión. ¿Quién era aquel joven? ¿Le había favorecido por generosidad ó por miras ocultas? No le conocía. ¿Por dónde sabía su nombre y que estaba preso? Lázaro no pensó mucho en esto.
Si pudiesen remediarse de cualquier otro modo que no fuese con dinero, es seguro que las haría desaparecer en seguida. Los rasgos de generosidad le hacían llorar de entusiasmo; pero se juzgaba, y con razón, impotente para llevarlos a cabo. Así y todo hacía esfuerzos supremos por violentar su naturaleza. En realidad, no era de los ricos menos limosneros que hubiese en Madrid.
Además, pensó en que sería este sacrificio digno de la generosidad que con él tenía su hermano. Ya que no podía ayudarle con grandes auxilios de dinero, demostraría sus deseos de trabajar. Los escrúpulos de amor propio desvanecíanse en él ante la esperanza de llevar a casa un par de pesetas.
Cuando llegaban al término de su viaje, con las cejas y la boca llenas de polvo, flojos y despeados por la marcha, se presentaban al alcalde, y el más desvergonzado, que llenaba las funciones de director, hablaba de los méritos de su gente, dándose todos por felices si la generosidad municipal los aposentaba en la cuadra del mesón, regalándolos encima con una olla, que quedaba limpia a los pocos instantes.
Su corazon estará vivamente agitado: la dulcísima ternura, la profunda y suave melancolía, el odio, el amor, la ira, la generosidad, la audacia, el ímpetu, nacerán repentinamente en su pecho; sentiriáse bajo una influencia mágica que le conmueve á pesar suyo: las vibraciones de una cuerda habrán levantado en su corazon misteriosas tempestades que los esfuerzos de la razon bastan apenas á dominar.
Palabra del Dia
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