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Actualizado: 6 de noviembre de 2025
Nacidos y criados en los días azarosos de la guerra civil, testigos de horribles catástrofes, de tremendas injusticias y de sangrientos combates, nos repugnaban aquellos horrores, tan opuestos a la nobleza y a la generosidad juveniles.
Soy toda en cuerpo y alma del que miró a esta huérfana sola y abandonada y tuvo la incomparable generosidad de querer hacerla su señora. La actitud firme de Sola, la energía y la lealtad que en su semblante se pintaban, como la expresión más propia y adecuada de su alma hermosísima, tenían al buen Cordero sobrecogido de admiración, de gratitud, de entusiasmo, de amor.
La cuestion, la ruidosísima cuestion de generosidad, es muchas veces para el personaje de que me ocupo, un juego de Bolsa, que nadie comprende como él, porque nadie tiene su talento. Hace con la fama lo que hace con la vida. D. José Salamanca es el Dios, la naturaleza y la humanidad de sí mismo: una iglesia en que no se rezan oraciones mentales: un rito en que no se conoce el culto interno.
Ya lo sé, amiga mía; pero vuestro marido no puede ser víctima de vuestra generosidad. No discutamos a ese respecto. Yo tengo que partir de aquí; pueden notar mi ausencia, buscarme, perseguirme, ¡oh Dios mío! ¡si me sorprendieran, podrían todavía arrancar la libreta de mi hija, mi vida!
A media mañana se fue al billar; aunque hijo de familia no come nunca en casa; entra en el café metiendo mucho ruido, su duro es el que más suena; sus bienes se reducen a algunas monedas que debe de vez en cuando a la generosidad de su mamá, o de su hermana, pero las luce sobremanera.
La señora condesa bajó los ojos muy modestita, como haciéndose la desentendida de si era a ella o no a quien le tocaba pagar aquella cuenta, y el padre continuó: Pero como usted comprenderá, este sacrificio de precio incalculable, cuya idea le fomentaré yo por lo que en sí tiene de útil y meritorio y porque bastará quizá el ofrecerlo para alcanzar de Dios lo que el pobre ángel pide, no es una vocación religiosa: es sólo un ofrecimiento que en su aflicción y en su generosidad hace la niña, y mientras Dios no lo acepte, no existe la verdadera vocación, y yo, por mi parte, ni puedo aconsejarla ni autorizarla tampoco hasta entonces.
Me tiene usted dadas muchas pruebas de generosidad y sólo puedo mostrarme digno de ellas resignándome. Puede usted imaginar lo que este esfuerzo debe costarme. ¿De modo que se marcha usted seguramente? interrogó Magdalena que quería dudarlo aún. Mañana mismo. Adiós.
Rechazó la anciana esta generosidad, porque también él necesitaba vivir y alimentarse, a lo que repuso el marroquí que con un café con pan migao, en la Cruz del Rastro, tenía bastante para tirar hasta la noche.
»Siempre que Carlos encontraba a Fiamma o a su marido en el parque separadamente, les hablaba con cariño y amistad alentándolos en sus tareas y no separándose de ellos nunca sin darles una prueba de su generosidad. Cuando los encontraba reunidos, volvía la cabeza y no les dirigía la palabra. »Creo que ama usted a Fiamma le dije un día riendo, y que tiene celos de Bautista.
Mas todo lo sufría con paciencia por ser los verdugos hijos de tal madre. Porque es de saber que el Canelo había tomado grandísimo amor á la condesa desde el punto en que la vió, sin que para ello hubiese ningún motivo de interés, pues ya conocemos la generosidad y limpieza de su corazón.
Palabra del Dia
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