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Actualizado: 6 de junio de 2025


No fue hasta casi un año después que usted y el señor Seton tuvieron la generosidad de ponerme en la escuela, en Bournemouth, cuando mi padre consiguió descubrir lo que había andado buscando durante tres largos años, pues él siguió solo sus fatigosas excursiones.

Le había visto alejarse de la familia Freneuse en el momento en que más debía acercarse á ella y esta falta de heroísmo del antiguo fabricante de pastas, no había modificado su opinión sobre la generosidad humana. Así pues, al oirle hablar tan resuelta y noblemente aguzó el oído. Para que Marenval fuese afirmativo hasta ese punto, era preciso que su nueva convicción tuviese una base seria.

Mi tía se ensilló con su pesada salida de teatro, y Fernanda envolvió su linda cabeza en un pañuelo de fular color caña, dentro del cual parecía un estudio inconcluso de artista. Vamos, mal criado me dijo mi tía, acompañe usted a esa señorita, ofrézcale el brazo. Obedecí, y Fernanda me entregó el brazo sonriendo con plácida generosidad.

Ten valor, pues... Prepárate a saber que se ha hecho befa de tus sentimientos más íntimos, que se ha olvidado infamemente tu nobleza y tu generosidad, que se ha pisoteado tu corazón y tu nombre... Elena... Un grito áspero y extraño, mezcla de rugido y de lamento, salió de la garganta de Reynoso. ¡La prueba! ¡la prueba!

Tenía en el porvenir la confianza de todos los hombres de acción seguros de su energía; la generosidad derrochadora de los que conquistan el dinero desafiando a las leyes y a los hombres; la largueza desenfadada de los bandidos románticos, de los antiguos negreros, de los contrabandistas; de todos los pródigos de su vida que, acostumbrados a afrontar el peligro, consideran sin valor lo que ganan sorteando a la muerte.

El no llevar cuentas ni apuntar nada, no era más que la forma natural de mi generosidad sin límites. Yo dejaba que todo el mundo me robase; veía la mano del ladrón metiéndose en mi bolsillo, y me hacía la tonta... Yo he sido siempre así. ¿Es esto pecado? El Señor me lo perdonará.

El deseo de agradar implica siempre una forma de generosidad. Pero ¿qué decir de las señoras de edad, casadas, con prole, quizá con nietos, que se pintan? Una dama, entrada en años, luchando con el tiempo en su tocador, constituye el espectáculo más grotesco y risible que pueda darse. Las canas y las arrugas ennoblecen a quien sabe llevarlas. ¡Anular el tiempo con afeites!

No, a la cárcel no dijo la víctima, haciendo gala de generosidad... dejarla, dejarla... Pepe, no le hagas nada. No; si yo no le pego... Allá se entenderá con el juez. No, juez no, juez no decía la de Fenelón muy apurada . La perdono. Dejarla; que se vaya, que se vaya pronto; que yo no la vea.

No he conocido a nadie de un valor más sereno ni de mayor indulgencia y generosidad para las debilidades ajenas. No pude llegar a comprender bien si en su fondo había un inmenso desprecio o un gran cariño por los hombres. Quizá sentía las dos cosas al mismo tiempo.

Candido, arrodillándose casi á sus plantas, clamaba: Bien decia el maestro Panglós, que todo estaba perfectamente en este mundo; porque infinitamente mas me enternece la mucha generosidad de vm., que lo que me enojó la inhumanidad de aquel señor de capa negra, y de su señora muger.

Palabra del Dia

rigoleto

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