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Ya ves, Blasillo; había faltado a sus deberes y se había entregado a para hacerme representar sucesivamente los remordimientos, el furor o el amor; me inspiró piedad entonces, Blasillo. ¡Bebamos, muchacho! ¡Por la hospitalidad de Francia, como dices, por la libertad!... Una mañana, mi amigo el capitán, vino a decirme que mi presencia en París podría encender de nuevo la antorcha de la revolución en España, y que si en el plazo de tres días no había abandonado Francia, me exponía a ser detenido y a ser conducido a la frontera... allí, ya comprendes lo que me esperaba.

Como hombre ilustrado, asistía a la Universidad siempre que se daban en ella conferencias interesantes, a los teatros, a los museos; y en todas partes se exponía a toparse con la muchacha, a quien, seguramente, saldría a acompañar toda una banda de estudiantes de ambos sexos, pues aquellas muchachas rara vez iban solas, y si le veía... Krilov se estremeció de pies a cabeza.

Se despidieron de Fabrice, y un instante después, haciendo el camino que baja de Bellevue a Meudon, la señora de Aymaret exponía a Pedro la delicada comisión de que para él le había encargado Beatriz.

Un ciudadano que no hubiera sido marino, apenas se habría atrevido á llevar ese traje y mostrar esa cara, con tal desenfado y arrogancia, sabiendo que se exponía á sufrir un severo interrogatorio ante un magistrado, incurriendo probablemente en una crecida multa ó en algunos cuantos días de cárcel: pero tratándose de un capitán de buque, todo se consideraba perteneciente al oficio, así como las escamas son parte de un pez.

Exponia el primer satrapa encargado del gobierno de la ciudad, las acciones mas ilustres hechas en el tiempo de su gobierno; los jueces votaban, y el rey pronunciaba la decision. De los extremos de la tierra acudian espectadores á esta solemnidad.

Uno de los compañeros de bolsa de Mesía, viejo verde de cincuenta años, el señor Palma, banquero, lamentaba que la juventud no fuese eterna, y con lágrimas en los ojos, de pie, con una copa ya vacía en la mano, exponía su sistema filosófico de un pesimismo desgarrador, como decía el capitán Bedoya.

Entra si quieres le decía Catalina. Bueno y Martín entraba y hablaba de sus correrías, de las barbaridadas que iba a hacer y exponía las opiniones de Tellagorri, que le parecían artículos de fe. ¡Más te valía ir a la escuela! le decía Catalina. ¡Yo! ¡A la escuela! exclamaba Martín . Yo me iré a América o me iré a la guerra.

El desengaño sería cruel para don Paco; pero don Andrés se disculpaba la crueldad recordando aquello de «quien bien re quiere te hará llorar» y lo otro de «la letra con sangre entra». Al prestar estos dos servicios no se le ocultaba a don Andrés lo mucho que él se exponía.

Power y el matrimonio Lowe; el doctor Zurita hablando con dos compatriotas suyos «de las cosas del país». El padre de Nélida sonreía a través de sus barbas de patriarca, dando explicaciones a un grupo de amigos con insinuantes y suaves manoteos. Tal vez exponía los grandes negocios que le aguardaban en Buenos Aires, y de los cuales quería dar participación a los demás, generosamente.

Los remilgos eran fingidos, pero el que se propasaba se exponía a salir con las mejillas ardiendo. Las virtudes que había allí sabían defenderse a bofetadas. En general, se movía aquella multitud con cierto orden. Se paseaba en filas de ida y vuelta. Algunos señoritos se mezclaban con los grupos de obreros.