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Actualizado: 10 de mayo de 2025


»Cuando acabó de pronunciar estas palabras, ocultó el rostro entre sus manos para ocultar su llanto. Pero comprendí su acción. »Carlos le dijo con dulzura: hay un secreto que pesa sobre la vida de usted. », un secreto que me matará. »¿Ese secreto proseguí, que ha revelado usted a Teobaldo, no puedo conocerlo? »Se estremeció y me miró como espantado.

Anoche, prosiguió Basilio haciéndose el sordo, se levantó pidiendo su gallo, su gallo muerto hace tres años, y tuve que presentarle una gallina, y entonces me colmó de bendiciones y me prometió muchos miles... En aquel momento en un reloj dieron tas diez y media. Simoun se estremeció é interrumpió con un gesto al joven.

Comenzaba a amanecer y los plomizos velos del cielo se rasgaban por la parte del mar, transparentando una claridad lívida. Leonora se estremeció, como si sintiera frío, apretándose instintivamente contra Rafael.

A sus ojos asomaron las lágrimas. «No interprete usted mis lágrimas como una concesión dijo a Isidora . Lloro por el recuerdo de mi querida hija. En cuanto al parecido...». Volvió a observarla tan fijamente, que Isidora, al sentirse acariciada por aquel mirar profundo, se estremeció de esperanza.

Por entre el ramaje y el hierro de las verjas veíase la blancura del mármol de los panteones. El brazo de la muchacha se estremeció de inquietud, apretando el de su novio. ¡Tonta! exclamó Maltrana . ¡Si esto es un jardín!

Y se volvió á sentar, y el joven volvió á rodear su cintura. Por aquella vez Dorotea se puso pálida, se estremeció, pero no se atrevió á desasirse de los brazos de Montiño. Tengo sed dijo el joven. ¡Sed! dijo la Dorotea bajando hacia él sus grandes ojos medio velados por la sombra de sus largas pestañas y dejando caer una larga mirada en los ojos de Montiño. ¡, sed de vuestra boca!

Crispaba los puños, y aun se hería con ellos en la frente, produciendo el sonido desapacible que resulta de la seca vibración de dos huesos que se chocan. ¿Ves? le dijo el Rey, encendido de furor y dando en el suelo una real patada, que estremeció la sala. ¿Ves lo que ha pasado? ¿Oíste?

La cándida niña de Luzmela, con un espontáneo movimiento de humanidad, corrió a estorbarle el «suicidio», y aquella fué la primera vez que él miró a la muchacha con detención y de cerca. La encontró muy hermosa; toda su materia se estremeció, y al entregarle el cuchillo sin la menor resistencia le sobó las manos groseramente.

Simoun se estremeció: ¡Adelante! dijo. Era Basilio, pero, ¡quantum mutatus! Si el cambio operado en Simoun durante los dos meses era grande, en el joven estudiante era espantoso. Sus mejillas estaban socavadas, desaliñado el traje, despeinado.

Ahora toca Juanillo, toca con todas tus fuerzas. El ciego comenzó a ejecutar una marcha guerrera. El silencioso hotel se estremeció de pronto, como una caja de música cuando se la da cuerda. Las notas se atropellaban al salir del piano, pero siempre con ritmo belicoso. Santiago exclamaba de vez en cuando: ¡Más fuerte, Juanillo, más fuerte! Y el ciego golpeaba el teclado, cada vez con mayor brío.

Palabra del Dia

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