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Actualizado: 10 de julio de 2025
Puesto que viaja usted, ¿por qué no va á ver á ese desgraciado? Tragomer se estremeció y se preguntó una vez más si la americana estaría de acuerdo con Sorege para hacerle hablar. Pero la audacia misma de la pregunta destruía esa suposición.
Convencido al fin de que había acusado a la condesa sin razón, se sintió embargado por una desesperación profunda; se estremeció de vergüenza al pensar que se había dejado arrastrar por un ciego amor, a hacer una revelación fatal, y que él era el único traidor para con su cómplice. Resolvió más firmemente que nunca el no confesar que había confiado la prueba del crimen a Marta.
Silas se estremeció de un modo casi imperceptible, bien que la pregunta estuviera conforme con la corriente secreta de sus pensamientos en aquel momento. Entonces dijo bajando la voz: ¿Cuándo se os ocurrió, Eppie, esa idea? Solamente la semana pasada, papá dijo Eppie ingenuamente , cuando Aarón me habló de eso.
Tenía celos, moría de celos.... El Magistral no era el hermano mayor del alma, era un hombre que debajo de la sotana ocultaba pasiones, amor, celos, ira.... ¡La amaba un canónigo!». Ana se estremeció como al contacto de un cuerpo viscoso y frío. Aquel sarcasmo de amor la hizo sonreír a ella misma con amargura que llegó hasta la boca desde las entrañas.
Me han dicho que está arruinado o muy próximo a arruinarse. Pepa se estremeció visiblemente. ¿Qué dice usted? ¿Por dónde ha sabido usted eso? Pues me lo han dicho ya varios. La viuda se volvió bruscamente hacia Jiménez Arbós sin ocultar su agitación y le preguntó en voz baja y alterada: ¿Has oído algo de que Osorio esté arruinado? Sí, lo he oído.
Papitos se puso a picar la escarola, sin dejar de hacer visajes. «Y yo le diré replicó , yo le diré lo que hace... el muy trapisondista...». Maximiliano se estremeció. «Tonta, ¿qué es lo que yo hago?...» dijo sorteando su turbación. Encerrarse en su cuarto, ¡ay olé! ¡ay olé!... para que nadie le vea; pero yo le he visto por el agujero de la llave... ¡ay olé! ¡ay olé!... ¿Qué?
Hacía tiempo, mucho tiempo, que Godfrey no había expresado algo tan positivo. Nancy se estremeció. Pero su dignidad natural y su repugnancia instintiva a dejar traslucir ninguna emoción, la permitieron permanecer completamente tranquila en su silla.
Ella era también como aquel cigarro, una cosa que no había servido para uno y que ya no podía servir para otro. Todas estas locuras las pensaba, sin querer, con mucha formalidad. Las campanas comenzaron a sonar con la terrible promesa de no callarse en toda la tarde ni en toda la noche. Ana se estremeció.
Batiste hasta se estremeció viendo cómo la pobre Pepeta abrazaba á Teresa y su hija, confundiendo sus lágrimas con las de éstas. No; allí no había doblez: era una víctima; por eso sabía comprender la desgracia de ellos, que eran víctimas también. La mujercita se enjugó las lágrimas. Reapareció en ella la hembra animosa y fuerte, acostumbrada á un trabajo brutal para mantener su casa.
¿Qué había pasado en la habitación donde se encontraban los rivales de tapete? Don Fernando perdía una gran suma, y no teniendo ya prenda que jugar, se acordó del espléndido anillo de su esposa. La desgracia es inexorable. La valiosa alhaja lucía pocos minutos más tarde en el dedo anular del ganancioso marqués. Don Fernando se estremeció de vergüenza y remordimiento.
Palabra del Dia
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