Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 29 de junio de 2025


Una y otra son de un parecido perfecto y podrás, si esto te divierte, sacar tus horóscopos psicológicos como si las estuvieses viendo a ellas mismas. Lo que la fotografía no puede reproducir es el brillo deslumbrador de la tez, del cabello, de los ojos de Luciana. Es hermosa, maravillosamente hermosa... ¡Ah! querido; el hombre es un animal estúpido.

Despojándose de las gafas, empezó a reflexionar. ¡Era estúpido todo aquello! La chicuela ni siquiera le había dejado abrir la boca para explicarse, y le había lanzado en pleno rostro el despectivo insulto. Debía, no obstante, comprender que sólo se trataba de una broma. ¡Qué diablo de muchacha! ¡Como si verdaderamente le interesase con sus proclamas! Eso no era de su incumbencia.

Se encerró en su casa y empezó a pensar en la Celedonia, la segunda hija de Arizmendi y en la voz suave y la eloquendi suavitatem con que le saludaba por las mañanas cuando le decía: Buenos días, Joshé. Cacochipi se convenció de que, como le había dicho Arizmendi, era un estúpido y de que además estaba enamorado.

Cochers le recordaba ciertas denominaciones que las colegialas usan entre para explicar una especie de afectos. Al fin termina el primer acto y el marqués se lleva como criadas á Serpolette y á Germaine, el tipo de la belleza tímida de la troupe y por cochero al estúpido Grenicheux.

Te tengo lástima, Miguel; y debes sentirla por , ¡por , á quien has hecho tanto daño! El príncipe, á pesar de su humilde encogimiento, protestó. Había sido imprudente: era cierto. Aquella agresión en el Casino y el maldito duelo representaban un escándalo estúpido.

Ya lo sabía él; pero él no pedía más que lástima, y la dicha de que le dejaran hablar, de hacerse oír y de no ser tenido por un libertino vulgar, necio, que era lo que el vulgo estúpido había querido hacer de él». Siempre le había gustado mucho a Ana que llamasen al vulgo estúpido; para ella la señal de la distinción espiritual estaba en el desprecio del vulgo, de los vetustenses.

¡Pecador de ! ¡Estúpido y necio! exclamó el padre, todo lleno de violencia y dando en la mesa unos cuantos puñetazos. ¿Quieres creer que soy tan egoísta, que el egoísmo me había cegado? Yo no había visto en el plan de Doña Blanca ninguna mala traza. Me parecía natural que casase á Clarita con su tío. Yo no miraba sino á mi pícaro interés: á que nadie se llevase á Clarita lejos de estos lugares.

Aquel viejo estúpido, por el privilegio de su riqueza, la había poseído el primero, había paladeado las mismas dichas que él pero con el encanto de la novedad. Bien podía morirse... ¡Que se muera!

Amparito era la única que estaba seria. ¡Pero cuán desgraciada era! ¡Para ella toda fiesta había de traer el consiguiente disgusto! ¡Allí estaba él...! ¡él! el «posma», aquel Andresito, que de novio era un estúpido, y de amante despreciado y terco una insufrible calamidad.

La generala, que se había quedado melancólica, le miraba en silencio suave y tristemente. ¡Pero esto es estúpido! se dijo de pronto Miguel, dando un suspiro. Y resolvió en el acto descender de las alturas y humanizarse. Era difícil, no obstante. ¿Cómo empezar? Empezó tomando una mano de la generala. Esta, completamente embebecida en sus ensueños vagos y dulces meditaciones, no pareció advertirlo.

Palabra del Dia

metropolitanos

Otros Mirando