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Actualizado: 17 de junio de 2025
Y sin embargo, la espiral de plata, atravesando la popa del buque, surgía en pleno Océano para levantar un torbellino espumoso con las revoluciones vertiginosas de sus uñas retorcidas. La idea de que estaban a siete metros bajo del agua, y que bastaría la más pequeña grieta en el túnel para morir instantáneamente, aislados por la puerta inconmovible, produjo cierta angustia en Maltrana.
Bien pronto pasamos por enfrente de Santa-María, y Cádiz se perdió de vista entre las grandes sinuosidades del Atlántico, que parecían arropar la isla de León con su espumoso manto. Pasamos por delante de Rota, pequeña población de la costa, doblamos un cabo, y nos hallamos en breve en la especie de bahía producida por la desembocadura del Guadalquivir.
Algunos bebían el vino espumoso como si fuese agua del río. Esto es caro en Europa decía un ruso de pelo largo y grasiento ; pero aquí, ¡con la diferencia del cambio!... Moreno, hombre de orden, consideraba con inquietud la sed creciente de los invitados.
Ocupa el palacete de Rostand la cima de un altozano situado en la confluencia de los ríos Nive y Arnaga. Un trozo del bien cuidado jardín que la rodea es copia afortunada del «Petit Trianon» versallés. Los terrenos colindantes, sembrados de encinares, son feraces y agrestes, y en la quietud estrellada de las noches de estío se oye la voz del Nive, espumoso y violento.
Pasaban los camareros sosteniendo con ambas manos vasijas de metal, de cuyas bocas surgían golletes de botellas entre pedazos de hielo. Sonaban incesantemente los estampidos del vino espumoso. Muchos se creían en una posición equívoca si no acompañaban su comida con champaña en esta noche de fiesta.
La marea baja permitía ver en el límite espumoso de las olas y el último escalón de la ribera, el triste lecho del Océano pavimentado de rocas y tapizado de vegetaciones negruzcas. Charcos de agua reflejaban la luz a lo lejos, y dos o tres hombres que buscaban cangrejos, tan pequeños que podían ser confundidos con pájaros pescadores, vagaban, casi imperceptibles alrededor de las limosas lagunas.
Á medida que las libaciones se hacían más numerosas y frecuentes, y el vapor del espumoso Champagne comenzaba á trastornar las cabezas, crecían la animación, el ruido y la algazara de los jóvenes, de los cuales éstos arrojaban á los monjes de granito adosados en los pilares los cascos de las botellas vacías, y aquéllos cantaban á toda voz canciones báquicas y escandalosas, mientras los de más allá prorrumpían en carcajadas, batían las palmas en señal de aplauso, ó disputaban entre sí con blasfemias y juramentos.
Sirvieron en seguida el chocolate humeante y espumoso, y mientras don Manuel lo tomaba a sorbos, con esfuerzo, el cura y el maestro lo saboreaban con deleite, mojando en los delicados pocillos hasta el último bizcocho y la última rebanada de pan rustrido.
Sus pies parecían avisarle el cataclismo que se desarrollaba debajo de ellos: la tromba líquida invadiendo con espumoso mugido el espacio entre la quilla y la cubierta, destrozando las mamparas metálicas, derribando los portones de seguridad, desordenando los objetos, arrastrándolo todo con la violencia de una inundación, con el mazazo de un dique que se rompe.
El Pedregoso, el gárrulo Pedregoso corría, como siempre, límpido y parlero; como le vi tantas veces cuando era yo niño: espumoso al tropezar con una roca; cerúleo y adormecido en sus pozas umbrías, bajo el dosel de los álamos, queriendo arrastrar a su paso las espiras lánguidas de los convólvulos perennes. Buscaba yo rostros conocidos, y muchos vi, pero empalidecidos, como fotografías borradas.
Palabra del Dia
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