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Actualizado: 9 de junio de 2025
El segundo puente, construido en 1840, domina otro abismo: el profundo vallecito del Gotleron, riachuelo que baja al Sarina, despuntando casi la Villa-nueva, por entre un enjambre de molinos. Si me detengo en estos pormenores no es por manía de hacer descripciones. Repito que no escribo sino para los Hispano-colombianos, y por eso quiero ofrecerles en todo ejemplos provechosos.
Y si no temiera ofender las instituciones, me atrevería a ponerlos en parangón con los del salón de conferencias del Congreso y de la Bolsa, seguro de que tampoco habían de desmerecer. El sol aún seguía bañando una parte no insignificante del paseo. Los chiquillos resaltaban sobre la arena como un enjambre de mosquitos en una mesa de mármol.
El río Lora es taciturno, enemigo de toda idealidad poética. Nada de seres fantásticos. Lo único que alimenta con verdadero cariño es un enjambre de ranas, tan grande que causa vértigo el pensar qué número de ellas vivirá bajo su amparo. Ellas son las que se encargan de alegrar con su voz armoniosa los parajes que recorre.
Marchaba doblado por la cintura, con las piernas muy abiertas y rígidas. Así precedió a Maltrana por un pasillo lóbrego, bajo de techo y tan angosto, que los codos rozaban los objetos raros empotrados en la pared. La débil claridad que pasaba por un bote de escabeche puesto a guisa de claraboya difundía una luz amarillenta al final del pasillo, danzando en su pálido rayo un enjambre de moscas.
Fundado en estos principios, desechaba de sí D. Fadrique el pensamiento de que en cada lugar del mundo habría de seguro un enjambre de madres en el caso de Doña Blanca y una multitud de hijas ó de hijos en el caso de Clarita, para los cuales el problema moral, de tan difícil solución, que atormentaba á Doña Blanca, era como si no fuese, dejándolos disfrutar de la hacienda que la suerte y la ley les otorgaban, sin el menor escrúpulo y con la mayor frescura.
Los cuerpos y columnas de guerrilleros, mandados por D. Juan de la Cruz, el conde de Valdecañas y el clérigo Argote, se habían desparramado como enjambre mortífero por los pueblos y caseríos que dominaba el Cuartel General francés en las primeras estribaciones de la sierra, al Norte de Andújar.
En sus intersticios y oquedades, las plantas se agitaban con una vida animal y las bestias tenían la inmovilidad de los vegetales y las piedras. La barca parecía flotar en el aire, y á través de la atmósfera líquida que envolvía á este mundo del abismo iban bajando los anzuelos, y un enjambre de peces nadaba y coleaba al encuentro de la muerte.
En ésta, iluminada por un roñoso farol colgado de un clavo en una pared, se veía una enorme pila de panojas recién traídas de la heredad, y á su alrededor, sentados en el suelo, un enjambre de mozas y mozos del lugar ocupados en deshojarlas, echándolas después una á una, pero con extraordinaria rapidez, en los garrotes, ó grandes cestos, que estaban colocados delante de los deshojadores, á razón de uno de los primeros por cada seis de los segundos.
Me miró como asustado, parpadeó el ojo que quedaba sin vidrio y me dijo, como alelado: ¡Vaya, gracias... amigo vigilante!... ¡Voy a traerle el vuelto... porque, como comprenderá, no tengo cambio y, después, el enano ese que me persigue, ¿sabe?, puede ser que sople en su caracol, y entonces, aunque haya baile me va a comenzar la picazón de la nariz, y no voy a poder ir al Banco, porque lo cierran de miedo al enjambre de hormigas que acompañan al maldito enano ese!...
El regocijo de don Mariano era tan grande, que se traslucía en los ojos cada vez que los dirigía hacia la gentil pareja, y mil hermosos ensueños, en que siempre figuraba un enjambre de nietezuelos rubios y traviesos como lo había sido su hija, venían por la noche a acariciarle en las soledades de su lecho feudal. Doña Gertrudis, como de costumbre, encontraba muy bien la conducta de María.
Palabra del Dia
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