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Actualizado: 9 de julio de 2025


Leonarda, por otra parte, cediendo á razones análogas, ruega á Don Juan que entregue á su amiga Lisena su corazón y su mano; también ella sacrifica su inclinación á la amistad, y los dos amantes generosos se despiden engañados recíprocamente acerca de los verdaderos sentimientos que los animan.

45 Y los servidores vinieron a los sumo sacerdotes y a los fariseos; y ellos les dijeron: ¿Por qué no le trajisteis? 46 Los servidores respondieron: Nunca ha hablado nadie así como este hombre. 47 Entonces los fariseos les respondieron: ¿Habéis sido también vosotros engañados? 48 ¿Ha creído en él alguno de los príncipes, o de los fariseos? 49 Sino este pueblo que no sabe la ley, malditos son.

Los personajes de Don Lucas, fatuo instruído, ostentoso y pedante, y de su hermana, la solterona Alfonsa, vieja y presumida, son, como caricaturas burlescas, de todo punto inimitables; las escenas ridículas de la posada, en donde los diversos huéspedes, engañados por la obscuridad, se equivocan del modo más extraño al acudir á sus citas, bastan para mover á risa al más triste hipocondriaco; y el enredo ó la trama de la misma comedia, esto es, el empeño de Don Lucas en casarse con una dama joven y bella, sirviendo de juguete á ésta y á su propio sobrino, se describen con habilidad y gracia incomparables.

Comienzan á virar, pues, engañados, Pensando que embocaban por el rio, Mas iban muchas leguas apartados Vencidos de su loco desvarío. En costa y tierra dieron desrumbados, A la fuerza entregados del gentío: Una ola á D. Pedro le ha volado, Y el mar profundo y bravo le ha tragado. Los demas pasageros han salido A tierra, su miseria lamentando.

Así es que cristianos y turcos avanzaban los unos contra los otros, todos engañados acerca de las fuerzas del enemigo, y todos confiando en el triunfo de sus armas. Pero ni eran pocas las galeras cristianas, ni valadí ni allegadiza la gente que las montaba, ni a Alí-Bajá había abandonado el dey de Argel Aluch-Alí.

Su voz lloraba al hacer estas evocaciones. Pero ¿y tu marido? preguntó Miguel. Entonces nos separamos. El podía tolerar en silencio mis amores, podía fingir no verlos... ¡pero un hijo que no era suyo!... Recordó la actitud digna, á su modo, del duque de Delille. Su familia abundaba en maridos engañados: casi era esto una tradición de nobleza, una distinción histórica.

Hoy, por el contrario, faltos de fe los jesuítas y engañados por el pesimismo, imaginan sin duda que la civilización ha descarrilado, que se ha extraviado, saliendo de la senda que debía seguir, y en vez de ponerse delante y servir de guía, se han puesto á la zaga y hacen todos los posibles esfuerzos porque ceje y retroceda hacia un punto absurdo y fantástico que jamás existió y con el que ellos sueñan.

La vehemencia con que hablaba de su agradecimiento no conmovía a doña Sol. ¿Y aquél era el famoso Plumitas?... Un pobre hombre, un buen conejo del campo, que todos miraban como lobo, engañados por la fama. Hay ricos muy malos prosiguió el bandido . ¡Lo que argunos jasen sufrí a los probes!... Serca de mi pueblo hay uno que da dinero a rédito y es más perverso que Judas.

En manos de aquellos furiosos caminaba yo maniatado, y ya había llegado a la barranca con el corazón presa de una angustia espantosa por mi familia; ya aquellos hombres, ebrios y engañados se precipitaban a darme la muerte por hereje y maldito, cuando se detuvieron llenos de un terror y de un respeto sólo comparables a su ferocidad.

El hombre compensó con los goces de aquella noche los sufrimientos y tristezas de tantísimos meses. Toda la gente que próxima estaba, mirábale con cierta expresión de asombro y respeto, como se mira a quien es, ha sido o va a ser algo en el mundo. En cuantos asuntos se trataron aquella noche en el círculo, Rubín hizo gala de las ideas más sensatas. Era preciso moralizar la administración provincial, desterrar abusos; sobre todo, en el destierro de los abusos insistió mucho. Su plan de conducta era muy político... contemporizar, contemporizar mientras se pudiera, apurar hasta lo último el espíritu conciliador; y cuando se cargara de razón, levantar el palo y deslomar a todo el que se desmandase... Mucho respeto a las instituciones sobre que descansa el orden social. Cuando va cundiendo el corruptor materialismo, es preciso alentar la fe y dar apoyo a las conciencias honradas. Lo que es en su provincia, ya se tentarían la ropa los revolucionarios de oficio que fueran a predicar ciertas ideas. ¡Bonito genio tenía él...! En fin, que el pueblo español está ineducado y hay que impedir que cuatro pillastres engañen a los inocentes... La mayoría es buena; pero hay mucho tonto, mucho inocente, y el Gobierno debe velar por los tontos para que no sean engañados... En cuanto a moralidad administrativa, no había que hablar.

Palabra del Dia

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