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Actualizado: 19 de junio de 2025


El Rey le nombró de su Consejo de Estado Embajador y para acompañar a la reina D.ª Mariana de Austria que venía a casarse con el rey. Desempeñó la comisión de conducir el cadáver del Príncipe D. Baltasar al sepulcro del Escorial, con la mayor magnificencia. El mismo Rey le dio el nombramiento de Capitán general de Aragón.

El embajador no pudo verlo; había salido aquella noche de Constantinopla con tan grande urgencia, que sólo llevaba por equipaje una pequeña maleta de mano... Y con esta pequeña maleta de mano hemos visto a Jacobo llegar al Grand Hôtel, después de merodear dos meses por las logias más tenebrosas y los garitos más elegantes de Italia.

Su primo Bertrán, provocado por la señora de Blandieres, que dirigía la conversación, con la autoridad que le daba su nombre, frecuentemente citado en los ecos del gran mundo, refería su viaje a Austria, y la acogida que le habían hecho en Viena en el mundo oficial, gracias a la recomendación de su tío Aubry para el embajador de Francia, con quien tenía relaciones amistosas.

M. Virieu, quien ha ingresado en la carrera diplomática y se interesa por Alfonso tanto como él mismo, le decía en sus cartas que el conde de Lagarde, nuestro embajador en España, estaba decidido a llevarle consigo a Madrid. ¡Quiera Dios que este proyecto se realice! Todo ha fracasado.

Morel Fatio, I. Cree fuera dirigida al Embajador de Francia en Londres, que sería probablemente Jean de la Fin, pues éste residió en la corte de Isabel hasta octubre de 1594. Biblioteca Nacional de París, MS., Esp., 336, fol. 91. Muy Ill.^e Sr.

Recibí más tarde al embajador de Francia, que me presentó sus credenciales; ceremonia en la que nada me perjudicó la ignorancia del oficio, porque tampoco el Rey había recibido embajadores hasta entonces. En los días siguientes se repitió el acto hasta quedar recibido todo el cuerpo diplomático, formalidad que hay que cumplir cada vez que sube al trono un nuevo soberano. Por fin logré verme solo.

Yo daría cinco mil duros por saber si hay Dios o no hay Dios. Por mucho menos dinero se lo dirían a usted en Alemania, donde hay personas dedicadas a averiguar esas cosas. Y hasta me figuro que si llevase una carta del embajador le harían a usted una rebaja de un veinticinco por ciento. El carruaje se detuvo al fin delante del hotel cerca de otros que habían descargado.

Inglaterra y España declaran legal la elección, pero el embajador bohemio se retira lleno de ira al ver la inutilidad de sus anteriores esfuerzos. En la escena inmediata se nos presenta el rey Ottokar, que conoce ya la inutilidad de sus esperanzas, y que es excitado por su ambiciosa consorte Ethelfrida á levantarse contra el nuevo Emperador, y á reclamar para la Corona.

En la corte se olvidó pronto de doña Marcela, puso la mira en distinguirse como personaje político, logró salir diputado, y hay quien asegura que es hombre de gran porvenir, que llegará a ser Director General, Embajador o Ministro, y que al cabo el Gobierno español, o cuando no el pontificio, le concederá el título de Conde de Cartabón o de Hormabella.

Grande ha sido nuestra satisfacción al saber que estaba Vd. aliviada. ¿Y ahora, se encuentra Vd. mejor? Casi estoy por decir a Vd. que no me encuentro mejor replicó Pepita ; pero como veo que viene Vd. de embajador de su padre, y no quiero afligir a un amigo tan excelente, justo será que diga a Vd., y que Vd. repita a su padre, que siento bastante alivio. Singular es que haya venido Vd. solo.

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