United States or Cyprus ? Vote for the TOP Country of the Week !


Vió un cañón acostado, con las ruedas rotas y en alto, entre muchos hombres que parecían dormir; vió soldados que se tendían y doblaban la cabeza sin un grito, sin una contracción, como si los dominase el sueño instantáneamente. Otros aullaban arrastrándose ó caminaban con las manos en el vientre y las posaderas rozando el suelo. El viejo experimentó una sensación aguda de calor.

Pronto lo veremos, ¡pardiez! ¡Muchachos! el casco sólo vale veinte mil piastras; pero, paciencia, El Gavilán extiende su alas y bien pronto mostrará sus uñas. ¡Vamos, muchachos! ¡remad, remad firmes! Y animaba con la voz y con el gesto a los marineros que, encorvados bajo los largos remos del brick, doblaban la velocidad que le daba la brisa.

Y, cuando ya no podía más, cuando mis rodillas casi se doblaban bajo mi peso, seguía adelante, sin embargo, sostenida por este pensamiento: «Haz ver que eres por lo menos útil para algo, arréglate de modo que nunca sepa cuán poca cosa posee en realidad en tu persona...» Pero, ¿de qué sirve todo eso? Todos mis esfuerzos son enteramente inútiles.

Ese hombre profirió Pablito sordamente debe de ser un novio que tenía Valentina hace algún tiempo... ¿Qué trataría de hacer? Pues si era el novio, como no fuese para darte una puñalada, no a qué había de subir. Pablito echó el brazo por encima del hombro a su amigo, no para sostenerse, aunque las corvas un poco se le doblaban, sino para decirle con voz apagada: ¿Crees eso?

Cada vez que llegaba a sus oídos se le doblaban las piernas. Porque nunca había imaginado necesitar, tan joven, dentadura postiza. Acudieron al estrépito el ama del cura y las mozas que le ayudaban en la cocina; pero en vez de echar aceite a las olas irritadas, soplaron sobre ellas el viento de la cólera.

Por todo lo que he oído decir, es usted una joven animosa, capaz de recibir sin flaquear un golpe inesperado. Basta de preámbulos, se lo ruego, doctor dije, sintiéndome palidecer. ¡Bueno! A tampoco me gustan los preámbulos. Su hermana... Y al decir esto, sin embargo, se detuvo. ¡Mi hermana... está en... peligro de muerte, doctor! Había querido parecer fuerte, pero las piernas se me doblaban.

Cuando éste recitaba versos al final de sus meriendas con el Mosco, cuando hablaba de aquellos grandes escritores que vivían en el extranjero con honores de príncipe, a la pobre Feli le temblaba el corazón, sentía que sus piernas se doblaban, le faltaba poco para llorar, como si estuviese en presencia de una religión nueva.

Al indescriptible rumor de los últimos alientos de mi tío, respondió en el acto desde la iglesia el primer tañido de las campanas que doblaban a muerto por él.

Mientras los otros le explicaban, gesticulando, lo que a él le sonaba a griego, el sueño, la ira, el remordimiento le llenaban de avisperos el cerebro.... Hubiera mordido, pateado y llorado de buena gana. Se le cerraban los ojos, le ardían las orejas, se le doblaban las piernas... «Había caído en un lazo por débil, por imbécil.

Las campanas de la Catedral doblaban pesadamente con ecos plañideros y entrecortados de silencios, como suspiros de agonía. Pero sólo las campanas lloraban en aquella mañana llena de sol y vida. Escuchábalas yo sin emoción alguna y me daban ganas de decirles: «, ; ha muerto... Todo muere, y ha hecho como los demás, lo más tarde que ha podido, la venerable dama.