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Actualizado: 12 de julio de 2025
Sin deseos imposibles que le royeran las entrañas, sin amores tormentosos ni amistades molestas, disfrutando de la tranquilidad del hogar, del cariño de la familia y de los puros goces de la ciencia, deslizábanse sus días serenos y dichosos. A las amigas de su madre les sorprendía tanta formalidad. ¿No tenía novia Raimundo? ¿No le gustaban siquiera las muchachas?
Quisiera poseer tantos sentidos como estrellas las hermosas noches para ocuparlos todos en nuestro amor; pienso que es por eso por lo que los ángeles son dichosos entre todas las criaturas. C. NODIER, «El rey de Bohemia».
Quería que fuese de los felices, de los dichosos, de los fuertes. Ya que el mundo estaba organizado sobre la desigualdad, que figurase su hijo entre los privilegiados, aunque para ello tuviese que aplastar a muchos. Lo que no habían logrado la miseria y el triste destino de Feli, lo conseguía aquel chiquitín con sólo su contacto. Caía hecha polvo la herrumbre de su voluntad.
Todo lo pintaban, como los persas; y en las paredes de sus sepulturas hay caballos con la cabeza amarilla y la cola azul. Mientras fueron república libre, los etruscos vivían dichosos, con maestros muy buenos de medicina y astronomía, y hombres que hablaban bien de los deberes de la vida y de la composición del mundo.
¿Por qué me trata así ese miserable? se quedó murmurando doña Clara. Entre tanto decía el bufón saliendo de la sala: Dorotea ama al señor Juan Montiño; no tengo duda de ello; la conozco demasiado, le ama con la virginidad de su amor. ¡Qué dichosos son algunos hombres!
Llegan en alas del viento melancólicos cantares, y el eco de la campana que á un tiempo en la aldea tañen... Y es que los hombres tambien al ver el dia alejarse, sienten la misma tristeza que los campos y las aves, y cantan ó rezan... ¡Ay! ¡quién pudiera acompañarles, y cantar con los dichosos y orar con los miserables!
Era la miss animosa de la propaganda evangélica que recorre el globo esparciendo Biblias con fría sonrisa, sin miedo a las burlas de los civilizados ni a la brutalidad de los salvajes; pero lo que Lucy repartía eran excitaciones a la revuelta, y no buscaba a los dichosos, sino a los desesperados, en las fábricas y en los arrabales infectos.
FELIC. Hermano, hacedles favores, Y dichosos los señores Que tales vasallos tienen. D. TELL. Por Dios, que tenéis razón. ¡Hermosa moza! FELIC. Y gallarda. ELVIRA. La vergüenza me acobarda Como primera ocasión. Nunca vi vuestra grandeza. NU
Cuando he vuelto en mí y he podido darme cuenta de este acontecimiento, cuando he reflexionado sobre la siniestra casualidad que nos había preparado una entrevista al pie de un sepulcro, cuando he previsto todo lo que nuestra conversación había de tener de penoso y la magnitud de las nuevas impresiones que debían atormentar mi corazón, he deseado que un abismo se abriese a nuestros pies y nos enterrase a los dos juntos. «¡Usted aquí!», he dicho al fin. «Sí ha respondido , en estos lugares llenos de usted y entre mis recuerdos dichosos es donde quisiera vivir siempre, y este pensamiento es el que ha encaminado hoy mis pasos hacia aquí.»
El segundo, que vestía ropa negra y talar, le dijo endulzando el desengaño con acento meloso: El amor de esa mujer no es para tí. Conténtate con su caridad. Los favoritos de ahora son los dichosos de aquí bajo... Tú serás de los bienaventurados allá arriba. ¡Hay otra vida! ¡Cree, sufre y espera!
Palabra del Dia
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