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Actualizado: 6 de julio de 2025


Un hermoso rizo de cabellos negros, sujeto... con... no recuerdo... dijo la reina poniéndose un rosado dedo en los labios, como quien medita... ¡ah! ¡!... con un pequeño lazo de diamantes... en el cual estaban esmaltadas nuestras armas. ¡Nuestras armas! por cierto; era uno de los seis lazos que para que me sirviera de sobreherretes, me había regalado vuestra majestad.

Lo único que de esto dedusco es, que hay Portugueses en una ú otra banda del rio Paraguay, ó en las dos: si están en las orillas del rio Mbotetey ó del Tacuary, esto es, por la latitud de 19° 30', como es probable, para asegurar su navegacion hasta Cuyabá, no hay que decir; pueden poblar allí, segun sus tratados, como no sea en la orilla del rio Paraguay: si están establecidos en el Chaco y, como se puede sospechar, en la Sierra de San Fernando, que tiene indicios de minas de oro y diamantes, y su establecimiento es posterior al tratado, no pueden permanecer segun este; pero si lo estan anteriormente, querrán defender su posesion, diciendo que cada Corona debe quedar con lo que poseia antes de dicho tratado, y V. E. juzgará la fuerza de esta razon.

No, no; pero las consecuencias... Mira, Clara, ve á mi joyero, busca uno de los lazos de diamantes de los seis que sabes... y tráemelo... tráete también unas tijeras. Doña Clara salió de la cámara por una puerta opuesta á la por donde había entrado y volvió á poco; traía un lacito de oro y diamantes, cuyo nudo podía contener en la parte interior un grueso como de un dedo.

Cielo santo, ¡qué hermoso será! ¡Cuándo verás en ti, garganta mía, enroscada una serpiente de diamantes, y , cuerpo, arrastrando una cola de gro!... Me gustan, sobre todas las cosas, los colores bajos, el rosa seco, el pajizo claro, el tórtola, el perla.

Mas en estos años antecedentes, porque los diamantes no perdiesen su estimacion, se prohibió por el Rey de Portugal sacarlos de Cuyabá. Los lavaderos se hallan en varias partes á las caidas ó vertientes de la gran Cordillera. Trabajan en estos lavaderos los negros esclavos, y cada negro á su amo en cada semana tres pesos de oro en grano, que es la única moneda que allí corre.

Basta de locuras, don Juan dijo Dorotea ; os he llamado para cenar con vos antes de separarnos para siempre. ¡Separarnos! pero eso no puede ser. ¿No veis que estoy vestida de una manera particular? Eso es, Dorotea, que os habéis propuesto demostrarme que sois más blanca que las perlas, que vuestros ojos brillan más que los diamantes, que vuestra hermosura domina á todas las riquezas.

El calzado de estos grandes dignatarios de la Iglesia y de las repúblicas era de telas tejidas con metales preciosos y recamados de las más ricas piedras: esmeraldas, rubíes, zafiros, diamantes del tamaño de nueces casi siempre. Tengo entendido que el Santo Padre todavía usa ese calzado los días que repican gordo.

Ellas conocían al dedillo todos los regalos de la novia: los diamantes, las perlas, los zafiros, los rubíes, las cadenas de pulseras y anillos y la serie de diademas, de aros y flores de piedras preciosas, que la vanidad humana había depositado a los pies de aquella criatura que vendía su cuerpo a los tres millones de un viejo de más de sesenta años.

Al otro día de la llegada, cuando Lucía saltó del lecho, fue su primer cuidado salir al balcón, de allí al jardín, recogiéndose la bata con unos alfileres para no mojarla en el húmedo piso. Halló a las rosas acabaditas de salir del baño de rocío, tersas, muy ufanas, adornadas cada cual con su collar de perlas o de diamantes.

Es fácil conocello dijo entonces la morisca, con acento claro y jubiloso; lleva siempre en el cinto una daga con vaina de oro guarnecida de diamantes de Krichna, de berilos de Khazbah, de perlas de El-Katif, y el pomo de la daga es de piedra imán y chupa toda la sangre de un hombre en un guiño de ojo.

Palabra del Dia

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