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Actualizado: 6 de julio de 2025


La misma Santa lo dice: El platero que ha fabricado esta joya sabe ahora más de su arte. ¡En el oro fino y aquilatado de su pensamiento, cuán diestramente engarza los diamantes y las perlas de las revelaciones divinas! Y este diestro artífice era entonces, como dice el Sr.

Enormes calderos de manteca blanca como espuma ocupaban un extremo del mostrador, y era bonito ver resbalando por aquellas blanduras de grasa las esmeraldas y los diamantes clavados en los dedos de Nazaria.

Pero hay alguien que necesita dinero decía la ansiedad con voz más fuerte ; ¿cómo vas a conseguirlo sin vender el alfiler de diamantes de tu madre? ¿Y si no puedes obtenerlo? Puede que ocurra algún acontecimiento que facilite las cosas. De todos modos, hay para un placer que está próximo: Nancy viene al baile.

Lo que se puede bien llamar juventud dorada del clero de la capital, tan envidiada por sus colegas de la montaña, que según ellos mismos se embrutecían a ojos vistas, la juventud dorada acudía sin falta todas las tardes de otoño y de invierno que hacía bueno al Espolón; iba lo que se llama reluciente; parecían diamantes negros, y sin que nadie tuviera nada que decir, presenciaban las idas y venidas de las jóvenes elegantes; y los que eran observadores podían notar las señales del amor, de la coquetería, en gestos, movimientos, risas, miradas y rubores.

Los nombres de las señoras más lindas y elegantes se me borran de la memoria no bien tomo la pluma, y sólo decir que me gustan, lo cual es muy sujetivo, sin atinar a describir los trajes que llevan, los diamantes que fulguran en sus cabezas airosas, las perlas que ciñen lascivas sus desnudas gargantas, y todo aquello, en suma, que las determina y diferencia.

Ante la sencillez e ignorancia de estas ochenta ingenuas que componen el cuerpo de baile, son iguales todos ellos. Se les conoce con el nombre de abonados, se les sonríe gratuitamente, se cuchichea con ellos en los rincones, se aceptan sus confites, y hasta sus diamantes, como galanterías sin consecuencias y que a nada comprometen a las que los reciben.

Porque... no era floja pejiguera tener que ir a las platerías a proponer la venta de tantas perlas, zafiros y diamantes... En fin, que lo trajeran como les diese la gana: no era cosa de poner reparos, ni exigir muchos perendengues.

Abrió un pequeño guardajoyas que tenía en su aposento para su uso diario, y tomó una rica cadena de diamantes y la guardó en su escarcela.

El haberse establecido en Coimbra y Albuquerque los Portugueses, su resistencia á abandonarlos, y el afán á sostenerlos contra lo literal de los tratados, es para mi otro indicio que, junto á lo que dije el dicho 19 de Julio, y á lo que refieren las historias de las piedrezuelas, me dejan poca duda de que hay minas de oro y diamantes en dicha sierra.

Las investigaciones geológicas que he practicado yo mismo me han asegurado que no pueden absolutamente existir en Moxos materias tales: seria por consiguiente trabajo perdido el ponerse á buscar allí, tanto los diamantes, como el oro, la plata ó todo otro metal de esta naturaleza.

Palabra del Dia

malignas

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