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Además de escandalizar con aquel lujo y de provocar a los hombres hasta en los lugares sagrados, turbando el sosiego de los espíritus e impidiendo su elevación, se gasta para sustentar dicho lujo más de lo que honradamente se gana; se aceptan regalos de los pretendientes y se les sonsaca el dinero.

En determinadas situaciones, nacidas de circunstancias y precedentes como los que habían creado la nuestra, no se discurre como en los trances ordinarios de la vida. Se aceptan a ciegas para no retroceder... El paradero, Dios le sabe. »Cuando hubo salido de nuestra casa el último de los tertulianos, me llamó mi madre a su habitación. Estaba ya acostada gran rato hacía.

Ya sabes, Gabriel: la eterna ceguera de ciertos toledanos de medio pelo, que aceptan como una gloria el noviazgo del cadete con la niña, a pesar de que son rarísimos los casos en que estos amores llegan al matrimonio. Aquí no hay mujer que posea un mediano palmito y se escape de haber tenido su miaja de encariñamiento por unos pantalones colorados.

Ahora ya no habían arrieros gananciosos que dedicasen unas cuantas docenas de onzas de oro al viaje del Niño Jesús y de sus devotos. Los más ricos se habían ido del pueblecillo; sólo quedaban arrieros pobres, de los que aceptan un viaje á El Paposo en Chile ó á Tarija en Bolivia por lo que quieren darles los comerciantes de Salta.

¡Bravo! me parece que es una buena alianza... Yo siempre había sentido interés por las tísicas... ¡Las mujeres que tosen...! Ya ve usted cómo el Cielo recompensa mi compasión. Doctor preguntó el conde , ¿ha hablado usted de las condiciones? , querido conde; las aceptan todas. La señora Chermidy lanzó un grito de alegría. ¡Negocio concluido! ¡Viva París, donde se compran las duquesas al contado!

En vez de esta carta, que contenía sólo los lugares comunes usados en tales casos, escriben ellos otra muy eficaz y la llevan á su destino. La viuda, vieja y coqueta, los acoge con el mayor agrado, ofreciéndoles su propia casa mientras residan en Madrid, oferta que, como se puede suponer, aceptan ellos con los brazos abiertos.

En las cartas marítimas se le da el nombre de Lesno, pero los naturales lo señalan con la denominación del Diablo, efecto sin duda de lo arriesgado que es el doblarlo en la monzón del Noroeste, en la que la navegación del Estrecho de San Bernardino es sumamente peligrosa; y tanto es así, que en los meses que reina, las casas aseguradoras no aceptan riesgo alguno para el puerto de Legaspi.

Después, con una expresión púdica y tímida, añadió: Yo no soy como usted me cree. Los hombres aceptan con asombrosa facilidad todo lo que les cuentan acerca de las mujeres, y ¡á saber qué es lo que le habrán dicho á usted de !... Reconozco que he sido poco dichosa en mi matrimonio.

Son los Romanos tan soberbia gente, Que luego aceptarán este partido, Y si lo aceptan, creo firmemente Que nuestro amargo daño ha fenecido, Pues está Corabino aqui presente, Cuyo valor me tiene persuadido Que él solo contra tres bravos Romanos Quitará la victoria de las manos.

Esos hijos de los mares enamóranse de la tierra: muchos entre ellos remontan los ríos, aceptan la insipidez del agua dulce, tan pobre y poco nutritiva, para confiarle, lejos de las tempestades, la esperanza de su posteridad.