United States or Peru ? Vote for the TOP Country of the Week !


Por fin, las barreras se abren, el pueblo se precipita y las inmensas galerías que rodean la arena se llenan de espectadores jadeantes de deseo y de impaciencia. ¡Plaza! ¡plaza al alcalde, a la Junta y al señor gobernador!

Ni voluntad, ni deseo, ni sentidos, ni pasiones... un sayal, un muerto ambulante debajo.... Pero.... Artegui se inclinó a Lucía con inquietud. ¿Me comprendes? interrogó de pronto. , ... dijo ella, y su cuerpo temblaba.

Me ocurre echarlas al fuego para entretenerme en ver las llamas que las devorarían en pocos minutos; pero me es imposible resistir al deseo de que sean conocidas estas memorias, escritas por un pobre muchacho, admirador incondicional de aquellos escritores gallardos y de aquellos poetas amables y sentidos que fueron delicia de nuestros padres.

Lo absurdo del deseo la decidió. Ella iría también: le interesaba ver La Rinconada. Gallardo sintió miedo. Pensó en las gentes del cortijo, en los habladores, que podrían comunicar a la familia este viaje. Pero la mirada de doña Sol abatió todos sus escrúpulos. ¡Quién sabe!... Tal vez este viaje le devolviera a su antigua situación. Quiso, sin embargo, oponer un último obstáculo a este deseo.

23 El que guarda su boca y su lengua, su alma guarda de angustias. 24 Soberbio, arrogante y burlador es el nombre del que obra con la furia de la soberbia. 25 El deseo del perezoso le mata, porque sus manos no quieren trabajar. 26 Hay quien todo el día codicia; mas el justo da, y sigue dando. 28 El testigo mentiroso perecerá; mas el hombre que oye, permanecerá en su dicho.

Después de algunos momentos de reflexión, la joven lo volvió a llamar. Augusto le dijo , deseo hablar al señor Lavarede... hazle entrar en el comedor, voy a bajar. Y volviéndose a su madre: Venga conmigo añadió , quiero hablar dos palabras con ese hombre... después iremos al jardín... nos hará bien... hace muy buen tiempo... venga.

Así es prosiguió Isidora con cierta fatuidad mal disimulada , que si me preguntas cosas que no sean de lo que ahora está pasando, quizás no te podré contestar. ¿Qué yo lo que será de ? ¿Conseguiré lo que deseo y lo que me corresponde? ¡Hay tanta picardía en este mundo!

Nadie mejor que Victoriano Sardou, que había frecuentado las veladas de Compiégne y los bailes de las Tullerías y salvado á la emperatriz en la terrible jornada del 4 de Septiembre, podía responder á tal deseo: así sus éxitos se multiplicaron.

Vacilaba Reseguin, combatido de la fuerza de estas razones, y del deseo que tenia de emprender alguna accion que acreditase su conducta, é impusiese respeto á los rebeldes.

José Fernández, sacerdote, para servir a Dios y a usted dijo el cura haciendo la presentación de su persona. Mostró la fuerte dentadura de hombre de campo, con una sonrisa humilde que delataba el deseo de intimar con este compatriota, el personaje más eminente de cuantos venían en el buque, según su opinión.