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Pero, frecuentemente, no saben utilizarlo con inteligencia y lo aprisionan entre murallas mal construídas que la corriente derriba; conducen el agua hacia hondonadas donde se estaciona en charcas pestilentes; las llenan de basura que debiera servir de abono á sus campos y transforman el alegre arroyo en lugar inmundo.

Por otras partes, piedras desmoronadas llenan á medias el foso que cubre espesa alfombra de pamplina.

Se llenan unos moldecitos de papel, se meten en el horno, y al sacarlos se espolvorean de azúcar.

¿Quién podría describir las torturas de un alma en tales circunstancias? El canto de los sacerdotes; el espectáculo de la fosa recién abierta; el rumor de la tierra que cae sobre el ataúd, producen emociones que llenan de horror el ánimo más esforzado. El señor de Avrigny asistió al sepelio, arrodillado y con la frente inclinada.

Cesó de hablar Ojeda, sonriendo como si le regocijasen interiormente sus recuerdos, y luego continuó: Las señoras que por curiosidad llenan los palcos, desaparecen a la tercera conferencia, y hacen bien, porque se aburren a morir.

Siempre que estoy sola la repito maquinalmente; me imagino que es Jorge el que canta, y se me llenan los ojos de lágrimas, pero son de ternura, lágrimas dulces... Al hacer mi cama he creído oirle, lo mismo que cuando iba y venía por su dormitorio y yo le espiaba al otro lado de la puerta. Mi voz era su voz. Por eso al entrar me temblaron las piernas.

Lo que más nos sorprende es la forma externa tan grosera de que se revisten las ideas religiosas; la parte más transcendental de lo supersensible desaparece por completo, y sólo queda su apariencia externa; visiones y sucesos milagrosos llenan frecuentemente estas composiciones desde el principio hasta el fin, y se busca en vano la verdadera devoción y recogimiento del ánimo y la profundidad de los afectos.

Las niñas no hablan de otra, cosa, niño, y todos los días se llenan de amigas que la felicitan ¡y es un ir a las tiendas!... ¡Mire que da trabajo un casamiento!... ¡Cuénteselo a don Ricardo, amigo! dijo Baldomero riéndose. ¿Y por qué a ?... Más cerca lo tiene a Melchor.

Yo siento que en mis labios se enjoya la sonrisa y la calma perdida vuelve el alma a sentir, y yo bendigo todo: rocío, flores, brisa; y entonces me parece que es hermoso el vivir. ¡Oh, cuán grata es la vida cuando sólo ilusiones llenan de nuestra mente el invisible azul! ¡cuán bello es todo el mundo si nuestros corazones de amor se sienten presos en el rosado tul!

No, hija mía, no se ha roto dice Martín, cuyos ojos se llenan de lágrimas. No se romperá... la nuestra. Seguirá girando mientras nosotros vivamos. Ella menea violentamente la cabeza y cierra los ojos como aterrada ante una visión.