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Actualizado: 8 de julio de 2025
Hacía versos, música, pintura, daba su opinión en todas las cuestiones, imponiéndola, como uno de esos oficiales jóvenes que al entrar en un salón burgués lo llenan con sus arrogancias y suficiencias, enardecidos por el silencio de los contertulios, que temen un lance de honor. Era un eterno teniente encanecido bajo una corona imperial y perturbado por los incesantes triunfos de su vanidad.
Porque no sólo van al café los perdidos y maldicientes; también van personas ilustradas y de buena conducta. Hay tertulias de militares, de ingenieros; las de empleados y estudiantes son las que más abundan, y los provincianos forasteros llenan los huecos que aquellos dejan. En un café se oyen las cosas más necias y también las más sublimes.
Aquel odio hacia Clotilde que Julia no podía encubrir ¿era expresión más o menos exagerada de desprecio y superioridad, o era el rencor de un alma a quien se habían cerrado las puertas de la dicha? En una palabra, ¿habría Julia sentido por Molínez un amor tibio y pasajero, ya extinto, o una de esas pasiones que en la adversidad se exacerban y llenan toda la vida?
La Regenta no tomaba con gran calor aquellas diversiones, pero las prefería a su estéril soledad, en que buscando ideas piadosas encontraba tristezas, un hastío hondo y el rencoroso espíritu de protesta de la carne pisoteada, que bramaba en cuanto podía. «Era mejor vivir como todos, dejarse ir, ocupar el ánimo con los pasatiempos vulgares, sosos, pero que, al fin, llenan las horas...».
De este, y de LUCAS TOZZI se valió FEYJOÓ las mas veces para escribir de la Medicina. ¡Pero qué Maestros! Así han salido los discursos. ¡O quántos libros llenan los estantes, sin haber en ellos mas que amontonamiento de noticias falsas, vulgares, ó inciertas, pero regladas de modo, que puedan hacer impresion en la fantasía!
Pero reflexiona un poquito y verás que no hay otro camino... Allí estará tan ricamente, bien comido, bien abrigado... Ayer le di a Guillermina cuatro piezas de paño del Reino para que les haga chaquetas. Verás que guapines les va a poner. ¡Y que no les llenan bien la barriga en gracia de Dios! Observa, si no, los cachetes que tienen, y aquellos colores de manzana.
Arrodíllase entonces en la orilla, y pide al cielo que castigue al perjuro, al mismo tiempo que, impulsada por su amor y por su pena, invoca las bendiciones del cielo sobre la cabeza de su hijo. Negras nubes llenan entonces el espacio. Una borrasca está á punto de estallar, y el buque desaparece á lo lejos en la obscuridad, azotado por las olas.
Los marineros que permanecían sobre cubierta, á cada momento quedaban anegados. ¡Espantoso caos que duró cuatro horas y de noche... un siglo, lo bastante para hacer criar al pelo canas!... Así son las tempestades australes; tan terribles, que hasta en tierra los naturales que las presienten se llenan de pavor y se esconden en sus cavernas.»
Aun sobre estas frutas de sartén filosofaba Teletusa con agudeza y con gracia exclamando: Nadie me quitará de la cabeza, que la materia prima es única, sin que sean menester elementos distintos para producir las mil distintas cosas que llenan y enriquecen el universo.
Las hierbas, en apiñados y compactos grupos, y multitud de arbustos, llenan los intersticios entre los troncos; el más pequeño espacio vacío se puebla inmediatamente de plantas deseosas de aproximarse al arroyo bienhechor. Pero el agua realiza también su obra lejos de sus bordes.
Palabra del Dia
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