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Que habiendo entendido que por órden del Emperador Antronico, y su hijo Miguel en Andrinopoli, y en los demás lugares de su Imperio, se habian degollado todos los Aragoneses y Catalanes que se hallaron en ellos, tanto soldados como mercaderes, viviendo ellós debajo de su proteccion y amparo por cuya satisfacion los Catalanes y Aragoneses de Galípoli estaban resueltos de morir, y que estimaban en tanto su y palabra, que querian antes de romper la guerra, que constase, como ellos en nombre de todos los de su nacion se apartaban de los conciertos y alianzas hechas con el Emperador; y que así los públicos instrumentos de allí adelante fuesen inválidos y de ningun valor, y que le retaban de traidor, y ofrecían de defender lo dicho en campo, ciento á ciento, ó diez á diez, y que esperaban en Dios que sus espadas serian el instrumento con que su justicia castigaria caso tan feo; pues á más de violar la pública, matando los extrangeros, que pacíficos y descuidados trataban en sus tierras, habian dado cruel y afrentosa muerte á quien les habia librado de ella, defendido sus Provincias, abatido sus enemigos, y engrandecido su Imperio.

Pareció al principio facil la empresa, porque creyeron coger á los Griegos descuidados, y sin tiempo para prevenirse, y sin duda que les saliera bien el pensamiento, si en el camino no se detuvieran cuatro dias en vengar sus particulares agravios y pasiones con que tuvieron los Griegos espacio y lugar bastante, no solo para defenderse, pero tambien para ofenderles, y acabarles, si entre los Griegos hubiera hombres de valor y cuidado.

Nicephoro solo dice, que junto al palacio del Emperador Miguel le mataron, sin decir por cuyo órden fué, ni quien lo hizo; pero Pachimerio concuerda con Mantaner en lo mas esencial, porque refiere, que salido el César fuera de la Cámara Imperial, después de haber comido con los Emperadores, le envistieron los Alanos de George, y que Roger viéndose acometido se retiro hácia donde estaba la Emperatriz Augusta, y cayó muerto junto á ella, atravesado de una estocada por las espaldas, y que cuando le llegó la nueva á Miguel, que estaba en otro cuarto de su palacio, del suceso de Roger, y que todo estaba alborotado por las muertes que los Alanos ejecutaban en los Catalanes descuidados, perdió casi el sentido, y preguntó si la Emperatriz habia recibido algun daño y si estaba segura; pero luego supo la ocasion de la muerte de Roger, y mandó que George viniese á su presencia, y le preguntó la ocasion que habia tenido para hacer la muerte de Roger, y que le respondió.

"Pero apenas nos habíamos reducido a la isla, cuando, de entre un pedazo de bosque que en ella estaba, salieron hasta cincuenta salteadores armados a la ligera, bien como aquellos que quieren robar y huír, todo a un mismo punto; y como los descuidados acometidos suelen ser vencidos con su mismo descuido, casi sin ponernos en defensa, turbados con el sobresalto, antes nos pusimos a mirar que acometer a los ladrones, los cuales, como hambrientos lobos, arremetieron al rebaño de las simples ovejas, y se llevaron, si no en la boca, en los brazos, a mi hermana Auristela, a Cloelia, su ama, y a Selviana y a Leoncia, como si solamente vinieran a ofendellas, porque se dejaron muchas otras mujeres a quien la naturaleza había dotado de singular hermosura.

Dió una última mirada a la casa, y marchó más aprisa; atravesó la plaza de la Victoria, y desviando sus ojos de la Bolsa, bajó la barranca que lleva a la estación y entró en los descuidados jardines del paseo de Julio; en un banco apartado descansó un rato, dando vueltas en sus manos al junco, y en su cabeza a la idea de suicidio, que le dominaba.

Pero quando á Tibaldo le pareció que tenia á todos los del exército mas descuidados, y seguros, una noche con gran secreto embarcó á los dos hermanos Rocafort en sus galeras, y él juntamente con ellos navegó la vuelta de Negroponte, desando burlada toda nuestra compañía.

Los visitantes de Julio, jóvenes melenudos que hablaban de cosas que ella no podía entender, eran algo descuidados en sus maneras... Más adelante encontró mujeres ligeras de ropas, y fué recibida por su hijo con mal gesto. ¿Es que mamá no le permitiría trabajar en paz?... Y la pobre señora, al salir de su casa todas las mañanas, iba hacia la rue de la Pompe, pero se detenía en mitad del camino, metiéndose en la iglesia de Saint-Honorée d'Eylau.

Vosotros venís de los templos, de los salones, de las universidades... Yo vengo de la calle... Y vosotros no sabéis lo que pasa en la calle... Yo lo ... Por eso os digo que viváis alerta. La paciencia, una paciencia que ha durado muchos siglos, está ya a punto de agotarse. Nos hemos contado y os hemos contado también. Mañana, cuando más descuidados estéis, tal vez vengamos a arrojaros de aquí.

Había dos bandos principales: el de los viejos y el de los jóvenes; los primeros eran más en número, y vencían siempre que no se les cogía descuidados; los segundos, más activos, tramaban asechanzas para derrotar a los candidatos contrarios, unas veces presentando los suyos, en unión de alguna persona ilustre y respetable, otras veces aprovechando las noches de más frío en que los viejos no se atrevían a salir de casa, otras dividiendo con astucia a los enemigos; todos los medios eran lícitos.

Dragut no poseía más que aquellas dos embarcaciones, con las que luego pudo dar aviso á Constantinopla y recibir socorro, como más adelante se supo; y por mayor mortificación de descuidados, vino á ser conocida la certeza de tener á bordo su tesoro por desconfianza de los moros de tierra.