Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 23 de octubre de 2025
Sentíase orgullosa de su pelo blanco, duro y abundante. Admiró al otro lado de la verja el pequeño hotel rodeado de árboles. ¡Lo que una mujer puede ganar con sus pies!... Pero la proximidad de una jovenzuela con delantal y gorro blancos no le permitió continuar su examen. Esta doméstica elegante avanzaba atraída por el llamamiento del timbre.
Todos preferían servir en cafés ó alojamientos de continuo tránsito, seducidos por el azar de las propinas y el roce con las camareras de blanco delantal. Había improvisado un servicio de comedor con aquellos dos muchachos italianos de Bordighera cuyas familias estaban instaladas en Mónaco.
Calzaba botines de cuero amarillo con grandes espuelas y las piernas las resguardaba del frío con unos zajones de piel, amplio delantal sujeto con correas. Delante de la silla iba plegada la manta oscura de grueso borlaje; en la grupa las alforjas, y a un lado la escopeta con el doble cañón asomando por debajo de la panza del animal.
Pero los ruegos de su hija y la voluntad de Pepeta pudieron más, y escoltada por muchas mujeres, salió de la barraca con el delantal en la cara, gimiendo, tambaleándose, sin prestar atención á las que tiraban de ella disputándose el llevarla cada una á su casa. Comenzó Pepeta el arreglo de la fúnebre pompa.
¡Cuánto han tardado! dijo Marta que estaba en el terrado, con su delantal blanco, y nos sonreía desde lejos. Cuando la vi, experimenté el sentimiento de que toda la ternura que yo pudiera prodigarle, sería poca. Me precipité hacia ella y la besé impetuosamente. Pero, al mismo tiempo tuve pena, pues me parecía que así borraba de mis labios el beso de Roberto.
Una giganta del Norte se había llenado de colinas el delantal y las iba sembrando á iguales distancias para conocer un camino. Vichnú, que vió un día dormir á una muchacha bajo los ardientes rayos del sol, cogió una montaña y la sostuvo en equilibrio en la punta de un dedo para dar sombra á la hermosa durmiente. Este fué, según dice la leyenda, el origen de las sombrillas.
Al fin, presentose Rosa. Llegaba vestida de nuevo con saya negra de estameña que dejaba ver medias blancas y finas, delantal bordado de flores, dengue de pana, corales a la garganta, y ceñida la cabeza con un pañuelo colorado de seda cuyos flecos le caían graciosamente sobre las sienes. Máxima había sacado, por vanidad, el fondo del baúl para vestirla. Presentose sonriente y roja como una amapola.
Todo me es igual. No me quedaré donde me aborrecen y soy despreciada. Tampoco me dejarías, si no me despreciases y aborrecieses. Y, esto diciendo, su apasionado pecho palpitó con fuerza y dos grandes lágrimas aparecieron en el borde de sus párpados, pero las sacudió con el extremo de su delantal, como si fuesen insectos inoportunos.
Juan Pérez de esta ciudad, como uno del pueblo, y para el bien público, digo que el Provincial de la Hermandad, ha nombrado por secutor de hermandad á un hombre llamado Luis Sánchez el cual es hombre infame y es zapatero que usa dicho oficio con delantal delante de los pechos y golpeando con un box, llamando la gente y calzando zapatos á negros y blancos y limpiándoles los pies, y además de esto, sirve al obispo Esquilache en lo que le manda.
Te pondré ahí enfrente, a la entrada de la calle de la Lechuga. ¿No n'gañar tú mí? ¿Golver ti pronta? En seguidita que vea lo que ocurre por arriba, y si está de buen temple mi Doña Paca». Subió Nina sin aliento, y con gran ansiedad tiró de la campanilla. Primera sorpresa: le abrió la puerta una mujer desconocida, jovenzuela, de tipito elegante, con su delantal muy pulcro. Benina creía soñar.
Palabra del Dia
Otros Mirando