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Actualizado: 7 de julio de 2025
Salió ganando la Iglesia, porque los infelices menestrales comenzaron a ver visiones y pidieron confesión a gritos, arrepintiéndose de sus errores con toda el alma. Y nada más: a eso se había reducido la revolución religiosa en Vetusta, como no se cuente a los que comían de carne en Viernes Santo. Don Pompeyo no creía en Dios, pero creía en la Justicia.
Estando en estas pláticas, entró el músico, cantor y poeta que había cantado las dos ya referidas estancias, el cual, haciendo una gran reverencia a don Quijote, dijo: -Vuestra merced, señor caballero, me cuente y tenga en el número de sus mayores servidores, porque ha muchos días que le soy muy aficionado, así por su fama como por sus hazañas.
Malos vientos corren hoy para esa literatura patriarcal; pero aun conserva Trueba su público infantil, y además, ¿quién se atreverá a negar en todo el ámbito de las Provincias Vascongadas la exactitud de sus pinturas, que nos muestran allí un terrestre paraíso? Que se lo cuente a sus paisanos los Autrigones, eternos aliados de los Romanos, a quienes azuzaban contra nosotros.
«Papá ha salido díjole no muy risueña . ¡Cuánto sentirá no verle a usted para que le cuente eso!... ¿Tuvo usted mucho miedo? Dice Juan que se metió usted debajo de un banco». ¡Ay, qué gracia! ¿Ha salido también Juan? No, se está vistiendo. Pase usted.
Pepita se acercó de nuevo, y el comandante, inclinándose profundamente y afectando una solemnidad cómica, dijo: Tengo el honor de presentar a usted a mi amigo D. Ceferino Sanjurjo, joven de relevantes prendas, enamorado, galán y notabilísimo poeta. Pepita me alargó su mano flaca, diciendo: Si se parece usted a su amigo, no cuente usted con mi simpatía... Pero no; tiene usted mejor cara.
Tía respondió Rafael , no hay cuento desgraciado, como el que lo cuente sea porfiado. Conque, don Federico, Santa María y Cabeza de Vaca se unieron como dos palomos. Muchas veces he oído decir que mi tía, que está aquí presente, lloró de placer y de ternura al ver tan bien concertada unión. Mi tío tranquilizó los recelos que hubiese podido inspirarle el nombre de su cara mitad sólo con verla.
Y si me hace bien el recado, cuente con un hongo casi nuevo... Me lo han dado ayer en una casa, y lo reservo para los amigos que me ayudan... ¿Con que lo hará usted? Hoy por ti y mañana por mí. Vaya, abur, abur. Ido y su mujer se deshacían en cumplidos y fueron escoltando a las señoras hasta la puerta de la calle.
Pero este es un problema de sociólogos y economistas que no me corresponde ni puedo yo tratar. Quizá alguna vez cuente lo que mi marido, hombre de mucho seso, que lleva además un apellido de largo abolengo, piensa sobre este punto.
El oficinista, conmovido por tales palabras, empezó á balbucear: Cuente siempre con mi admiración, señora marquesa... Yo me voy, y en realidad no me voy... Me tendrá usted en Buenos Aires... Evitó seguir hablando, por miedo á las incoherencias en que le hacía incurrir su emoción. Elena había secado sus lágrimas y le miraba ahora con interés.
Únicamente al notar la impaciencia del gentleman, y con el deseo de serle útil, me he atrevido á faltar á mi promesa. Le suplico que no cuente nunca al profesor que me ha visto sin velos. Iba á hablarle Gillespie, cuando llegaron á sus oídos los gritos de un grupo de pigmeos que se agitaba junto á sus pies, mientras otros subían ya por la escala de madera hasta una de sus rodillas.
Palabra del Dia
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