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Actualizado: 7 de mayo de 2025
A don Fermín le bastó lo que oyó al entrar en la sacristía para comprender que se había comentado lo del teatro. Su mal humor fue en aumento. «Lo sabía toda Vetusta, su influencia moral había perdido crédito... y la autora de todo aquello, tenía la crueldad de negarse a una cita».
Que el amor que se mejora En mostrar su fuerza brava, Me ha hecho esclavo de esclava, Esclava que es mi señora. Y quedo tan satisfecho De perder la libertad, Que alabo la crueldad Deste crudo y nuevo pecho. Y porque lo que aqui digo Lo entiendas, Silvia, mejor, Nunca me llames señor, Sino siervo ó caro amigo.
Y en vez de indignarse por la crueldad con que mentía e intentaba engañar a su mujer, la viuda comenzaba a encontrarlo simpático, viendo en él como una resurrección de su segundo marido, de aquel doctor calavera al que tanto había amado. Si ustedes quieren, las acompañaremos Andresito y yo. Doña Manuela, animada por un instinto pudoroso, intentó excusarse.
Confiole a Ramiro, sin rodeos, las sordideces y mezquindades de aquella asfixiante existencia de sacristía, y díjole el furor y la insólita crueldad con que todos sus colegas se habían ligado en contra suya cuando se trató de ofrecerle una silla episcopal. Los muy bellacos y alicortos decía barruntan que apenas el águila se encarame y pueda hender el espacio, volará muy alto, muy alto.
Al juzgar el pasado en los libros, la conducta de la Gran Bretaña se nos presenta como una crueldad; juzgando aquí, aquella conducta es un remordimiento; un remordimiento para esa nacion, que no se puede definir; misionera hoy, pirata mañana, siempre temible, formidable siempre. Visto Napoleon en esta pobre cueva, puede decirse que es más grande muerto que vivo.
Sonrió de un modo que asustó a Bonis, porque nunca había visto en su amiga el gesto de crueldad, de malicia fría, que acompañó a tal sonrisa. Conque... ¿tu hijo?... ¡Bah! ¿Qué tienes, Serafina? ¿Cómo estás aquí? Estoy aquí... por no estar en casa; por huir del amo de la posada. Estoy aquí... porque me voy haciendo beata. No es broma. O rezar, o.... una caja de fósforos. ¿Sabes?
Fuè cierto celebrada allí su saña, De aquesta matadora sin medida, Con tanta crueldad y tan estraña, Que no podrá de alguno ser creida, No hizo ella jam
De vez en cuando la acercaba a los labios y tragaba parte de su contenido alzando en seguida los ojos y exclamando interiormente: «¡Dios mío, que pase de mí este cáliz!» Tal vez que otra posábalos también con inefable serenidad en sus verdugos, expresándoles de una manera conmovedora que si Dios les perdonaba su crueldad, ella, por su parte, no tenía inconveniente en otorgarles un amplio y generoso perdón; aunque mucho dudaba que el Supremo Hacedor se lo concediera.
Estaba pobre, había sido muy desgraciada... Sí, sí, me han dicho que es muy corrida. Tienes buenas tragaderas afirmó doña Lupe con crueldad. No haga usted caso... los hombres son muy malos. ¿No conviene usted conmigo en que los hombres son muy malos? Y dígame usted ahora. ¿No es acción noble traer al buen camino a una alma buena que se ha descarriado?
Ella debió de contestar que no había para qué expulsar a nadie, y él, animándose, pidió perdón de su apego a la familia Bringas... Privarle del consuelo de tales afecciones habría sido una crueldad; y hablando en plata, el foco de atracción... sí, esta era la palabra, el foco de atracción... «no encuentro que esté tanto en mi buen amigo como en mi amiga incomparable.
Palabra del Dia
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