Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 13 de junio de 2025


Su ánimo, sostenido unas veces y agobiado otras por los espejismos de la superstición, creía esto firmemente. Tal vez su deseo de verla fuese una corazonada feliz, igual a las que tantas veces le habían salvado en el redondel. ¿Por qué no?... El tenía en su persona una gran confianza.

Tenía reunidos otra vez treinta mil francos: ¡ó la gran ganancia ó nada! Prefería perderlo todo y acabar de una vez. Esta noche en el Sporting. No digas que no: te necesito. Tengo la corazonada de que esta noche va á ser decisiva para ... y tal vez para ti. Colócate enfrente: que yo te vea. Acuérdate que en las tardes buenas estabas cerca.

La chica recibiría gran sorpresa, pero esto mismo la aturdiría y la pondría más blanda. Las cosas graves de la vida se deciden generalmente por una corazonada. El que no se arriesga no pasa la mar. En resumen, que Granate se entregó a discreción y comenzaron los preparativos para la gran solemnidad. Lo primero que se trató fue la hora. Quedó resuelto que fuese a las doce del día.

El torero, aprovechando la estupefacción del animal, quedó erguido a pocos pasos de su hocico, sacando el vientre como si le desafiase. Sintió «la corazonada» precursora feliz de sus grandes atrevimientos. Había que conquistar al público con un rasgo de audacia, y se arrodilló ante los cuernos con cierta precaución, pronto a levantarse al más leve intento de acometida. El toro permaneció quieto.

Hay que ver la nobleza y arrogancia de su figura cuando me lo encasquetan una armadura fina, o ropillas y balandranes de raso, y me lo ponen haciendo el duque de Gandía, al sentir la corazonada de hacerse santo, o el marqués de Bedmar ante el Consejo de Venecia, o Juan de Lanuza en el patíbulo, o el gran Alba poniéndoles las peras a cuarto a los flamencos.

También don Víctor opinó que «aquello no sería nada», pero de todos modos, lamentó en el alma no haber venido en el tren de las cuatro y media. Ya lo ves, Crespo, si hubiera obedecido a aquella corazonada. , señora añadió dirigiéndose a Visita que lo diga este, no por qué se me figuró que debía volver más temprano a casa.... Oh, , de eso esté usted seguro.

Quedose María al verla sobrecogida y temerosa, porque adivinó con su instintiva perspicacia, o más bien con lo que el vulgo llama corazonada, el objeto de aquella visita.

Pero llegó la ocasión aquélla antes descrita, el coloquio con la tía Roma y con D. José, el grito de Valentín, y he aquí que al judío le da como una corazonada, se le enciende en la mollera fuego de inspiración, trinca el sombrero y se va derecho en busca de su desdichado cliente.

Al acercarse a la puerta, pegado a la pared, por huir del fango, Mesía creyó sentir la corazonada verdadera, la que él llamaba así, porque era como una adivinación instantánea, una especie de doble vista.

El pulso estaba firme; creía tener la cabeza de don Víctor apoyada en la boca de su pistola; suavemente oprimió el gatillo frío y... creyó que se le había escapado el tiro. «No, no había sido él quien había disparado, había sido la corazonada». Ello era que don Víctor Quintanar se arrastraba sobre la hierba cubierta de escarcha, y mordía la tierra.

Palabra del Dia

irrascible

Otros Mirando