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Actualizado: 5 de junio de 2025
Sonrisa de alegría y esperanza contraía sus labios, mostrando su dentadura intachable. Su cara, que era siempre sonrosada, poníasele encendida, con verdaderos ardores de juventud en las mejillas.
Pero eso sí, sin que se ayuden de versiones francesas... Oye: lo que más me duele, lo que me llega a lo más vivo, lo que me desgarra el corazón, lo que siento aquí, como la hoja de un puñal, es que dicen.... El pobre anciano quería llorar; el rostro se le contraía dolorosamente, su voz se iba poniendo trémula, en sus ojos asomaba una lágrima, dicen... hizo un esfuerzo y acabó ¡qué estoy chocho!
Eran prematuros en ella los noviazgos, no contando más que veinticuatro años de edad. En cuanto a la idea de que pudiera contraer matrimonio una criatura tan tierna y tan informal, la misma sonrisa de sorpresa y desdén contraía los labios de las tres hermanas mayores.
Contraía sus manos al decir esto y guiñaba un ojo, lo mismo que si empuñase un fusil imaginario. Sonreía como si le halagase la ferocidad de sus recuerdos. Maltrana, ante el gesto de delectación homicida del aragonés, pensaba asombrado que aquel hombre era bueno. Había embellecido con su mansedumbre silenciosa los últimos años de la pobre Isidra; era un padre bondadoso para el travieso Pepín.
Doña Sol escuchaba, intensamente pálida, con los labios apretados por el terror y en los ojos el extraño brillo que acompañaba a sus misteriosos pensamientos. Gallardo contraía el rostro, molestado por este relato feroz. Ca uno sabe su ofisio, señó Juan dijo el Plumitas, como si adivinase lo que pensaba . Los dos vivimos de matá: usté mata toros y yo personas.
Este hombre, cuya edad no parecía más allá de los treinta años, podía ser tenido por hermoso; pero su rostro se contraía algunas veces con un gesto repelente, y sus grandes ojos obscuros brillaban con una expresión imperiosa y cruel.
Velázquez quiso echarlo á risa y la detuvo por el mantón. Perdone su merced, padre... No he querido faltarle al respeto... Pero ella se zafó con un fuerte tirón, dejando en su mano algunos flecos. Quedó bien humillado el guapo. La sonrisa que contraía sus labios se apagó. Permaneció algunos instantes inmóvil y pensativo, haciendo esfuerzos por tragar la amarga píldora que le habían propinado.
Les miro sin intención ninguna, ¡bien puede usted creerme! Con la sonrisa de vanidad triunfante que contraía su boca desdentada, Maripepa estaba tan horrible que don Félix necesitó volver la cara y proseguir rápidamente su camino para no soltar la carcajada. En esta disposición alegrísima llegó á su casa.
La angustia que contraía sus facciones se ha cambiado en una arrogancia sorda, reprimida. Martín, lleno de disgusto y de lástima contempla aquel rostro, cuyas arrugas profundas apenas dejan conocer al Juan de otros tiempos, tan franco de corazón, tan tierno. Es fuerza que las pasiones más viles se hayan apoderado de ese hombre para desfigurarlo de un modo tan terrible en seis cortas semanas.
La debilidad contraía sus músculos haciéndola reír..., y por aquí seguía de disparate en disparate hasta que despertaba y volvía al tormento de la realidad, no menos cruel que el de los sueños.
Palabra del Dia
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