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Actualizado: 24 de mayo de 2025


Permaneced a su lado hasta que yo os llame. Diré que ya ha partido. Dejadme hacer; fiad en . Vuestros enemigos se marcharán del castillo sin haber descubierto nada. Entonces, llevaréis a la loca a Francia. Pero, ¡Dios mío! ¡qué indeciso y consternado estáis! Tomó al intendente por los hombros, lo empujó fuera de la puerta y lo miró salir y subir hasta que desapareció en el pasillo.

Aquella amenaza no produjo otro efecto que aumentar los silbidos y las carcajadas; pero como en el mismo instante Hullin apareció en el umbral de la puerta con una larga barrena en la mano y como, distinguiendo a cinco o seis de los más revoltosos, les advirtiese que aquella misma noche iría a tirarles de las orejas durante la cena, lo que el buen hombre había hecho ya varias veces con el consentimiento de sus padres, el cortejo se disolvió, consternado de semejante encuentro.

Su partido creía en él todavía: era siempre el gran orador, el gran diplomático, el gran periodista, el gran abogado, del más grande de los partidos argentinos. La muerte de mi tía Medea lo había consternado.

Esta extraña acogida me había consternado. Miraba á mi padre con estupor. ¿Has visto mis caballos? me dijo de pronto y sin detenerse. ¡Padre mío! ¡Ah, es verdad!... acabas de llegar... Después de un corto silencio: Máximo agregó, tengo que hablarte. Le escucho á usted, padre mío. Pareció no oirme, se paseó algún tiempo y repitió muchas veces por intervalos: Tengo que hablarte, hijo.

Carmen, lanzada involuntariamente al terreno de las confidencias, añadió todavía: De Andrés tengo miedo..., y también de Julio.... Salvador estaba consternado; se había puesto de pie con impaciencia, y ella insistió, siempre alarmada: ¿Y qué le diré a doña Rebeca ... de «eso»?... ¿De qué, hija mía? De la boda.... Y todavía la niña se rió, un poco burlona.

Otra vez se abrieron sus ojos, pero ahora la bruma era más densa. Ya no era roja: era negra. Entre estos velos, creyó ver Gabriel el rostro de su hermano, consternado, crispado por el miedo, y los bicornios de la Guardia civil, aquellos sombreros de pesadilla, rodeando al pobre Vara de palo.

Dios mío, suspiró Herminia, y se echó en los brazos de Mauricio, como si temiese que los separasen de nuevo. En este momento, se abrió la puerta del comedor y Federico, pálido, avanzó diciendo en tono consternado: ¡Señor! Es la señorita Guichard ... ¡Oh! Bien la hemos visto, contestó Roussel con calma. Hágala usted entrar en el salón.

Estaba consternado viéndola renacer de aquel modo, por tan poco, por un rayo de sol de invierno y un poco de olor resinoso de madera cortada, y comprendí que se empecinaría en vivir con una obstinación que le prometía largos días miserables. ¿Habla alguna vez de Oliverio? le pregunté a Magdalena. Jamás. ¿Piensa en él constantemente? Constantemente. ¿Y cree usted que eso durará?

¡Pues para este viaje no necesitábamos alforjas! gritó Contracayes, no menos furioso, volviéndose al consternado Peláez, que no había previsto aquel choque de dos malos genios. Pero, señores, calma... ¡Fuera de aquí, so tunante! gritó el Magistral terciando el manteo, descomponiéndose contra su costumbre... . ¡Desgraciado de ti! Date por perdido, mal clérigo....

Me dijeron que el buen señor había salido á gozar de las dulzuras del campo, en no qué castillo en el fondo de la Bretaña. Estará aún ausente por dos ó tres días. Esto me ha consternado.

Palabra del Dia

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