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Actualizado: 25 de junio de 2025
Si al mal se opone el perdón, ¿cuál será el premio del bien?... Pero en seguida acudían a su memoria las palabras de su amada: «Si no se concede perdón al mal, si se le opone también el mal, ¿dónde está el bien cuando se le aplica?» Ella decía también que hay que amar la justicia, pero que esta sola no basta en la vida.
Un zapato, un brodequín, un botito son obras de arte. ¿Y quién aquí, salvo contadas excepciones, sabe apreciar el calzado como una obra de arte? ¿Quién aquí concede al calzado la enorme importancia que tiene?
Pero en medio de la satisfacción que siento, recuerdo con honda pena al joven que tan enamorado estaba de Cesarina y al cual apoyaba en sus pretensiones. ¡Pobre joven! ¡Cuánto habrá sufrido!... Puesto que no queda ya ninguna esperanza, es preciso, pues, romper del todo, lo antes posible; Dios me ayudará como me ayuda siempre, y yo no me cansaré de repetirle millones de veces mi reconocimiento por los beneficios que me concede.
Los moriscos, privados por la conquista de aquella fortaleza de su mejor defensa, deponen al fin las armas, y se acogen al perdón que el Rey les concede. Luis Pérez el Gallego. Este no es un drama, en el sentido rigoroso de la palabra, sino una serie de situaciones, enlazadas entre sí, de la vida de Luis Pérez, noble gallego, transformado en salteador por un concurso fatal de circunstancias.
Cuando el plazo de los tres años está á punto de espirar, y cuando se dispone á regresar á su patria tan pobre como la dejara, el mismo Emperador le concede al fin la esperada recompensa. Isabel, mientras tanto, no ha olvidado á su amante; pero todas las cartas de ambos han sido sustraídas por la traidora Elena.
Paco Ruiz, en su carácter de ídolo de la tertulia, andaba haciendo de las suyas en torno de la mesa. Mas al poco tiempo se acercó á D.ª Demetria y con su desenfado habitual le dijo en voz alta: Doña Demetria, yo no puedo vivir sin usted. Nada pueden contra mi amor los desprecios. ¿Me concede usted un sitio á su lado?
Dios concede y da por una parta lo que por otra quita; démosle gracias por sus dones y sometámonos a sus negativas; acaba de nacerme un nietezuelo; la esposa de Alfonso ha dado a luz en Roma, con toda felicidad, un niño, hermoso como un ángel, lo cual acaba de escribirme su padre, añadiendo que se llama como él, Alfonso, que ha sido bautizado en San Pedro de Roma, que fueron sus padrinos un caballero napolitano, llamado el marqués de Gagliati, y la princesa Oginska, polonesa, y que nació el día 8.
El plazo que en los trenes directos se concede á los viajeros para comer, es sumamente corto. De Burdeos á Paris, que hay una distancia de cien leguas castellanas, solo nos detuvimos á comer en dos estaciones, permitiéndonos solamente quince minutos en una y treinta en otra: todo es necesario para cruzar, como se cruza, tan larga distancia en el brevísimo término de doce horas.
En una palabra: don Rodrigo Calderón, á quien tan torpemente concede mi padre toda su confianza. ¿Pero estáis loca, doña Catalina? Estáis loca; ¿qué cólera y qué malas tentaciones son esas? Acabo de recibir esta carta. La joven sacó de su seno un pequeño billete. La duquesa se estremeció involuntariamente, porque recordó la carta del rey.
Con dificultad concede Júpiter esta licencia: a él y a los demás inmortales les es en extremo penosa la ausencia de Amor; pero cuando concede la licencia, que es de siglo en siglo a lo más, y por breve plazo, Amor desciende entre nosotros, y dejando siempre que sus hermanitos menores le remeden, hiriendo a las almas vulgares, emplea sus flechas de oro en atravesar pocas almas encumbradas y divinas.
Palabra del Dia
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