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Actualizado: 25 de julio de 2025


Don Fernando, al oirlo, le concede al punto la libertad, y Muley se aleja de su lado lleno de alegría, y dando las gracias á su generoso adversario; escena sublime, propia de aquella caballería romántica de las guerras civiles de Granada, y hasta en sus palabras se nota cierto colorido semejante al de los romances moriscos.

inmediatamente al Cadí, y di que quieres hablarle: si te lo concede, te creeré, y él será castigado y destituido de su cargo; pero si te lo niega á pesar de tus instancias, mi estimacion hácia él será mayor, porque tengo por seguro que no es un tirano, sino un hombre probo y amante de la verdad.

Su única fórmula clara es la de la fraternidad universal; «ama á tu prójimo como á mismo», y sin embargo, transige con la guerra, bendice al fuerte, declara que el hombre es por naturaleza malo y corrompido, que únicamente se purifica cuando Dios le concede su gracia, y si no la tiene, si vive fuera de la comunidad santa, es el hijo del pecado, el ser diabólico al que hay que perseguir y exterminar.

Desde lo más hondo de la abyección impura he logrado elevarme a una esfera brillante y relativamente limpia. Soy rica, libre, respetada, a pesar de mis extravíos, y considerada y atendida en cierta sociedad, que tendrá sus máculas, pero a la que algún respeto se concede.

Apenas pronuncia tal ruego, cuando queda convertida en laurel. Apolo le concede una eterna primavera: sus hojas, siempre verdes, coronarán la cabeza, el arpa y la aljaba del dios.

Es el Dios de libertad, señor Simoun, que nos obliga á amarla haciendo que nos sea pesado el yugo; un Dios de misericordia, de equidad, que al par que nos castiga nos mejora, y solo concede el bienestar al que se lo ha merecido por sus esfuerzos: la escuela del sufrimiento templa, la arena del combate vigoriza las almas.

En la vida hay muchos disgustos, es cierto, pero entre unos y otros Dios nos concede algún respiro y si lo aprovechásemos para ser felices, para vivir alegres, acaso las calamidades nos hallaran más fuertes y pudiéramos soportarlas mejor y sabríamos cuando llega la ocasión mostrarnos valerosos como mi hermano, que no ha sido ante su desgracia ni un cobarde ni una fiera

En los valles de las grandes montañas del Asia central dicen los sabios que fué donde aquellos antepasados nuestros, á quienes debemos los idiomas europeos, llegaron á constituirse por vez primera en tribus cultas, y en la base meridional de las montañas más altas del mundo es donde viven los indios, aquellos arios á quienes su antigua civilización concede una especie de derecho de primogenitura.

Si nuestros españoles llegan á establecer este comercio con los accesorios que se proponen, en términos que produzca á la Corona los mismos ó mayores intereses que saca la de Portugal de la isla de Santa Catalina, por las temporales licencias que concede á las compañías establecidas á este fin, puede ser el mas eficaz, y proporcionado modo de ir reconociendo la costa y Estrecho, y adelantando las poblaciones.

Sin embargo, una añade que ella ha venido porque es la feria de la Madre de Dios, y ésta no vende los dones de su gracia, sino que los concede gratis. A tal moraleja, malamente traída, sigue un villancico en alabanza de la Santa Virgen, y se acaba la pieza. En el Auto da alma, de 1508, no es menos admirable la alegoría.

Palabra del Dia

dubenic

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