Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 21 de noviembre de 2025


Un criado arreglaba su habitación, limpiaba su ropa y le ayudaba a vestirse. Muchas veces se vestía en el mismo Club, haciéndose traer el frac y la camisa. La de Peñarrubia utilizaba al muchacho para sus recados y aun para servir la mesa cuando tenía invitados. No; ahí no, Elena... Siéntate aquí. Y después que la tuvo acomodada la condesa sentó a su lado a Gustavo Núñez.

Llegado que hubimos á nuestra calle, nuestra primera diligencia fué mirar al balcon de la incógnita; pero notamos con sentimiento que no habia nadie. Entramos luego en la lechería ... todo nuestro gozo se cayó en un pozo. La patrona habia ido á San Club, y no venia hasta el dia siguiente por la tarde. Era necesario esperar veinticuatro horas.

Me faltaba mi compañera de vals, pasaba por mi memoria el recuerdo de lo que me había sucedido el año anterior. Iba a vivir en la misma casa... ¿qué importa? Yo estaba seguro de mismo, ¿qué podía temer? En estas reflexiones estaba abstraído, cuando don Benito vino a golpearme en el hombro. Julio me dijo, ¿vamos a cenar al club?

No hay más remedio sino que vas. ¿Dónde vive tu tío? Calle de Válgame Dios. ¡Jesús, qué lejos! No vayas allá ahora. Lázaro tenía un vivo deseo de llegar pronto á casa de su tío: ya se comprenderá por qué. Pero le era humanamente imposible, porque su cariñoso amigo le llevaba casi por fuerza al club. Además, las razones con que disculpaba aquella determinación tenían también algún peso en su mente.

Pero mándenme, y ya verán cuán viejo era mi deseo de apretar esas manos fundadoras». En Cayo Hueso hubo indecisión sobre si debía o no llamársele. Pero por fin, y por acuerdo del Club «Patria y Libertad», se le llamó.

Había oído en el club multitud de menciones y referencias de acontecimientos pretéritos; pero a él ninguna se le venía a las mientes. De pronto una mujer, ¡oh genio de la mujer! dijo esto: Es como lo de Herodes. Tablas se estremeció de júbilo. Tenía lo que necesitaba.

Con esta conversación llegaron á la calle de la Gorguera y á la casa de doña Leoncia; subieron al cuarto del poeta, que era el punto designado para las reuniones preparatorias del naciente club. Conoceremos el cuarto del poeta con el nombre de La Fontanilla, calificación oficial con que le designaron aquellos jóvenes.

¡Qué barbaridad! exclamó asustado, abriendo los ojos desmesuradamente. La dama le miró algunos segundos fijamente, con expresión escrutadora, maliciosa. Luego, soltando una sonora carcajada, exclamó: ¿Lo ves, infeliz, lo ves?... eres un señorito madrileño, un socio del Club de los Salvajes.... Ni yo, ni mujer ninguna te harían cambiar el frac y el chaleco blanco por el uniforme de presidiario.

Entonces se oyó otra vez, aunque muy lejano, el mismo ruido de voces, que hizo salir del club á toda la concurrencia. "Creo que piensan allanar la casa de Toreno. Bien: me alegro dijo el viejo con siniestra satisfacción. Veo que empiezan á devorarse unos á otros. No podía suceder otra cosa. ¡Oh!

Interiormente, la otra voz parecía decir esto: "¡Qué mal lo estoy haciendo! ¡No me aplauden! ¿Qué debo decir ahora?... ¿Trataré éste punto?... No lo trato.... ¿Y aquella idea que antes me ocurrió?... ¡Se me ha escapado!..." Y al mismo tiempo no interrumpía su oración; continuaba defendiendo el club de Zaragoza, explanaba un sistema democrático, y hacía además una breve historia de la República.

Palabra del Dia

vengado

Otros Mirando