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Actualizado: 16 de julio de 2025


La verdad es que se iba cansando del chico; la adoración ferviente sin límites que éste la tributaba, llegó a empalagarla. ¡Tal es la condición humana! Este cansancio manifestose en frecuentes enojos y desabrimientos, sin motivo alguno la mayor parte de las veces. Mostrábase amable con todo el mundo menos con Miguel, para quien reservaba tan sólo su mal humor.

No puedes figurarte los sellos que han entrado en casa. Pero ya se va cansando la gente y vienen pocas cartas. ¿Pero el secreto...? No cuál es. ¿Y si..., de aquellas cosas que pasan..., resulta que no hay tal secreto...? Yo no ... Desde que tomó la casa en la calle de los Abades, donde vivimos, se ocupa de otras cosas. Escribe artículos en un periódico.

No tengo amores, ni celos, ni aspiro a nada, y necesito la amistad y la compañía de mujeres jóvenes como vosotras. Mi casa es un casino, del cual soy presidente con faldas; pero me voy cansando de hacer este papel. ¿Quieres compartirlo conmigo? ¿Quieres ayudarme a presidir mi tertulia? Ignoro si Braulio querrá y podrá... ¿Cómo no ha de querer? Parece afable, alegre, buen señor y discreto.

Me voy cansando de mi residencia en este lugar, y cada día siento más deseo de volverme con Vd. y de recibir las órdenes; pero mi padre quiere acompañarme, quiere estar presente en esa gran solemnidad y exige de que permanezca aquí con él dos meses por lo menos. Está tan afable, tan cariñoso conmigo, que sería imposible no darle gusto en todo. Permaneceré, pues, aquí el tiempo que él quiera.

Anita, que es muy lista, bien lo nota y se ríe de ellos; si no los despide de una vez es porque a todas las mujeres, hasta las más sensatas, les gusta tener una corte de adoradores... aunque sean unos tontos, ¿sabes?... Pero ya se irán cansando... ¿Has reparado los pantalones de don Ladislao el catedrático?... lo mismo que unas sayas... Anita y yo nos mirábamos y apenas podíamos contener la risa; ¡pobre señor!... El coronel no es feo, pero tampoco sabe llevar con gusto nada... ni las patillas

Pero ya mi mujer se está cansando del tocino y la sopa. Yo no, yo no me canso, señora maga. Pero mi mujer se ha cansado, y quiere algo ligero, así como un gansito asado, así como unos pastelitos. Pues vuélvete a tu casa, leñador, y no tienes que venir cuando tu mujer quiera cambiar de comida, sino pedírselo a la mesa, que yo le mandaré a la mesa que se lo sirva.

¡Oh! ¡Dios mío! ¡os va á parecer detestable mi almuerzo! El rey no almuerza tan bien como vos, ni con tan buen servicio... apuesto á que esta plata ha venido en derechura para vos del Potosí... Ved ahí que me importa poco el lugar de donde haya venido. Debe importaros mucho más el lugar en donde ha parado. Sabe Dios si para. Mejor, porque será río si corre. Me voy cansando...

Vámonos, profesor ordenó á Flimnap . Estamos cansando con una visita demasiado larga á este pobre gigante, que no parece de un vigor intelectual en armonía con su estatura. Despídame de él; dígale que he tenido mucho gusto en conocerle. Y se puso de pie, acudiendo inmediatamente los dos aspirantes á profesor que sostenían la cola de su toga.

Pasadas dos semanas, advertían que se iba cansando; ya no había en su trabajo aquella corrección y diligencia admirables; empezaban las omisiones, los olvidos, los descuidillos, y todo esto iba en aumento hasta que la repetición de las faltas anunciaba la proximidad de otro estallido.

Es muy difícil poder seguir el curso de los pensamientos y modo de ser del campesino. En la Inglaterra rural de hoy en día existe muy poca gratitud sincera de los pobres hacia los ricos, y llega a tal grado, que en los distritos de campo, casi no se aprecia el don de la caridad, mientras la gente rica se va cansando de sus esfuerzos por agradar o mejorar la condición del pueblo.

Palabra del Dia

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