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Actualizado: 25 de noviembre de 2025
Sí, señor, eso mismo pienso yo. ¿Y tú la aborreces?... Nela estuvo callada un momento. Después cruzando los brazos, dijo con vehemencia: No, señor, yo no la aborrezco, sino que la deseo. ¡A buena parte ibas a buscarla! Yo creo que después que uno se muere tiene todo lo que aquí no puede conseguir.... Si no, ¿por qué nos está llamando la muerte a todas horas?
Besaba el papel con ahinco, y sollozaba: «Hija de mis entrañas, hija de mis entrañas», como las madres. Subió a ver al Padre Alesón, a preguntarle si vendría Angustias. ¿Pues no ha de venir? Viene a casarse. Mañana mismo, a primera hora de la mañana, iremos a buscarla yo y otro Padre de la comunidad. Vendrá, vendrá sollozaba Belarmino sin dejar de sonreír y con los ojos mojados.
Aún podía comenzar de nuevo la vida, seguido de los suyos. El mundo es grande. Donde su hijo encontrase la existencia, también podría buscarla él. Y Salvatierra volvió algunas mañanas a visitar a su viejo compañero. De pronto, se ausentó.
Fue corriendo a buscarla; pero el barbián le tiró otra a la vez, y le pegó en el cogote. La Carbonera dio un grito y se llevó la mano al sitio de donde brotaba sangre. Las atrocidades que salieron de sus labios no son para dichas.
Pues Cobo Ramírez y otros babiecas como él, que la han llenado la cabeza de viento.... ¡Sin duda espera la tonta que venga un príncipe de sangre real a buscarla!... Ramoncito negaba belleza a su adorada. Es signo de hallarse profunda y sinceramente enamorado el hombre; no ser hija de la vanidad su afición. El exceso de amor le arrastraba a injuriarla.
¡Ay señor! dijo Florela, que yo, cuando mi ama se fue a la visita de ese familiar, que Dios confunda, que a buscarla vino, entre la espesura del cenador acechando quedeme, y oí lo que con doña Margarita hablasteis, y vi que vuestra la hicisteis; y como tanta es, ya os lo dije, la lealtad que a mi señora tengo y el agradecimiento a que ella me obliga por el amor que me tiene, sabedora de todo la hice.
Corrí a buscarla y le susurré en el oído: Marta, creo que ahí está. Pero ella me demostró en seguida que yo no era su confidente: me miró un instante fijamente y me preguntó, como si su espíritu estuviera lejos: ¿De quién quieres hablar? ¿De quién? Pues del primo, naturalmente. ¿Y por qué me dices eso tan misteriosamente?
Transpórtanos luego el poeta al próximo castillo de Doña Blanca, esposa de D. Martín; llega á él un campesino y dice que en las cercanías se ha visto á una señora desdichada, á quien atormentaban los dolores del parto; mandan buscarla, y pronto regresa un criado con el Príncipe recién nacido, y cuenta que la madre del niño, al oir el nombre de la esposa de D. Martín, se ha ocultado en lo más espeso del monte.
Todos son buenas personas dijo Pablo con gran candor ; pero mi prima a todos les lleva inmensa ventaja.... ¿Y la Nela?, por Dios, ¿no traen a la Nela? Dijéronle que su lazarillo no parecía por la casa, ni podían ellos ocuparse en buscarla, lo que le causó grandísima pena. Procuraron calmarle, y como era de temer un acceso de fiebre, le acostaron, incitándole a dormir.
«¿Quiere la señora que vaya a buscarla?... ¿Pero adónde?». Yo iré dijo Ballester, que no podía desechar la idea de que en el obrador de Samaniego darían razón de la fugitiva. Pero aún hablaba con Guillermina en secreto, cuando Segunda, que había bajado en busca de una llave o ganzúa con que abrir la puerta, gritó desde el principal: «Ya está aquí, ya está aquí».
Palabra del Dia
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