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Actualizado: 3 de junio de 2025


Llegado el momento de pisarla, Regalado envía recado á Nolo de la Braña y Jacinto de Fresnedo, hijos de sus primos Pacho y Telesforo, avisa á algunos inteligentes labradores de Canzana, entre ellos al tío Pepón, padre de la hermosa Telva, que ya conocemos, y ayudado de Quino, Bartolo y otros mozos de Entralgo se comienza solemnemente la fabricación de la sidra.

La sacó del agua sin sentido y la dejó sobre el césped esperando á que llegasen Flora y el barquero. Pero antes que esto acaeciese Demetria abrió los ojos y dibujándose en ellos una sonrisa triste dijo: ¿Me crees ahora, Nolo? Te creo, Demetria. Y por primera vez el mozo de la Braña estampó un tierno beso en su rostro de azucena. La envidia de los dioses. Voy á terminar.

Se alejó el mozo y cuando se vió solo acudieron á su mente mil dudas. ¡Era extraño aquel percance de Plutón! Mas por otra parte, si había estado en la mina trabajando todo el día, la noticia de la Pura resultaba falsa. En estas cavilaciones enfrascado estuvo algún tiempo. Miró al cielo; vió que era tarde ya para ir á la Braña y volver á la mañana: tampoco quiso llamar en casa del tío Goro.

Bien está que vayamos á Fresnedo y á la Braña á dar satisfacción á los amigos; pero de eso á decir que los de Lorío nos han de moler las costillas hay lo menos legua y media de distancia. Mientras á Bartolo, el hijo de la tía Jeroma, no se le rompa en la mano este palito tan cuco de fresno, ningún cerdo de Lorío le molerá nada.

Detuvo el carro que chirriaba de un modo ensordecedor, y delante de los bueyes, apoyado con entrambas manos en la vara larga que traía para aguijarlos, escuchó sonriente y benévolo la proposición de los de Entralgo. Por ya sabéis que no se queda nada. Subid á la Braña, y si mi primo Nolo está conforme, yo también lo estoy.

Las mejillas se le habían encendido, los ojos brillaban: la ira hacía estremecer sus labios. No las razones sutiles y el arte y el ingenio de Quino, no las bromitas saladas de Celso ni las súplicas ardientes del temerario Bartolo consiguieron aplacar la cólera del héroe de la Braña. Estaba resuelto á no tomar parte ahora ni nunca en las contiendas de los de abajo.

Cada una de estas calvas tiene, en los puertos de verano, una choza, y en los otros un «invernal»: la choza para albergue de las personas que pastorean el ganado, y el invernal, edificio amplio y sólido, de cal y canto, para establo y pajar de una buena cabaña de reses. Por lo común, cada invernal corresponde a los ganados de ocho o diez condueños de las «hazas» o partes de la braña contigua.

Con el corazón lleno de tristeza el héroe de la Braña iba y venía de un grupo á otro, siempre con la esperanza de hallar en alguno á su dueño bien querido. Cuando se llegó la noche y aquella muchedumbre se fué dispersando tomó la resolución de ir á Canzana y así lo comunicó á sus compañeros.

Y sin permitirse ni uno ni otro el más insignificante regalo, ni una copa de aguardiente, ni una onza de chocolate. Aquella vida de esfuerzos y privaciones tuvo al fin su recompensa. Los vecinos del llano, que disfrutaban fértiles vegas y praderas riquísimas de regadío, se dieron un día cuenta con asombro de que el tío Pacho de la Braña era el paisano más rico de Villoria.

Trascurrieron algunos días. Lo mismo el tío Goro que la tía Felicia sintieron gran indignación cuando observaron que el mozo no parecía y se hicieron cargo de que renunciaba al matrimonio proyectado. El tío Goro quiso ir á la Braña á pedirle explicaciones, pero Demetria se mostró tan contraria á este paso y le rogó con tanto calor para que desistiese de él que su padre no se atrevió á ejecutarlo.

Palabra del Dia

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