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Actualizado: 3 de junio de 2025


Tres días hacía que el zagal de la Braña estaba en Canzana, cuando un vecino que había ido á la Pola á pagar la contribución entregó al tío Goro una carta que había para él en la estafeta. Era de Demetria. El tío Goro la tomó gravemente y se la metió en el bolsillo.

Subió al mezquino cuarto que le habían destinado y se dejó caer sobre el lecho llorando como un niño. «No, aquella señorita tan rica, tan hermosa, tan elegante, quizá no recordaría ya al pobre aldeano de la Braña, quizá se avergonzaría si le recordasen que había correspondido á su amor y en prueba de él le había regalado los cordones de su justillo

Ambos eran bajos de estatura y no muy corpulentos. Sin embargo, Plutón, aunque de piernas flacas, tenía el torso robusto, los brazos largos, la mirada dura, insolente, denotando su estructura de mono bastante agilidad y fuerza. Nolo de la Braña pagó la mirada agresiva y sarcástica de los mineros con otra de curiosidad no exenta de desprecio.

Á uno de estos grupos, compuesto de jóvenes de veinte á veinticinco años, se acercaron los tres embajadores para comunicarles la negativa inflexible de Nolo de la Braña. Sus corazones se llenaron en seguida de tristeza y consternación, presagiando horribles desastres.

Si no le diste alcance no fué porque te faltasen piernas, sino porque no quisiste que los mozos del Condado te cortasen la retirada. Pero en aquella ocasión por su fuerza y por su audacia se distinguió Nolo, el hijo del tío Pacho de la Braña, entre todos los hijos de Villoria y Entralgo y ganó gloria imperecedera.

Mientras tanto la tía Felicia había despachado á toda prisa al zagal á la Braña, sospechando que hubiera podido ir á hablar con Nolo.

Pero ahora, bajo el temor de una paliza, encontraba las mentiras de su compañero mucho más insustanciales. ¿Sabéis lo que os digo? profirió al cabo levantando la cabeza. Que si Nolo de la Braña no quiere esta noche manejar el palo, podemos encomendar nuestras espaldas al Santo Cristo del Garrote.

También las oyó Nolo, el intrépido y glorioso guerrero de la Braña. Bajaba con sus compañeros de retorno la cuesta de Canzana. Escuchad dijo quedando inmóvil con el oído atento. ¿No oís los gritos y risotadas de esos peleles? Seguro es ya que han logrado meter á los de Entralgo en sus casas.

Sintió la necesidad de marcharse, de huir de aquel sitio donde todo le avergonzaba, de volver otra vez á su rincón de la Braña. Alzóse resueltamente, se lavó los ojos y bajó á la cuadra á enjaezar su jaco. Mientras ejecutó esta operación se fué tranquilizando. Ya estaba avanzada la tarde y consideró que, saliendo á tal hora de Oviedo, sólo muy entrada la noche podría llegar á su casa.

Entonces todos los ojos se vuelven hacia Nolo de la Braña, que allá lejos seguía departiendo con Demetria sin acercarse al teatro de la lucha. Nolo le grita uno, Matías de Langreo nos ha vencido á todos. ¿Quieres probar tu fuerza? Si os ha vencido á todos, ¿por qué no ha de vencerme á ? replica con orgullosa malicia el héroe de la Braña. Todos deploran que no tome parte en el certamen.

Palabra del Dia

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