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Actualizado: 20 de octubre de 2025
Hasta entonces, los que habían salido de Hamburgo fingían ignorar a los embarcados en Boulogne, navegando juntos sin saludarse por el mar de Gascuña y de Cantabria, extensión de lívido azul bajo un cielo gris. La vista de pequeñas ballenas chapoteando en el golfo entre surtidores de espuma les había hecho cruzar algunas palabras nada más, replegándose a continuación en su huraño aislamiento.
En casa de Mirbeau los colores verde-claro y amarillo del mobiliario evocan las alegrías del campo y del sol; desde los balcones, abiertos sobre la Avenida del Boulogne, se ve un gran trozo del Bosque.
El Bois de Boulogne, los Campos Elíseos, los barrios todos han cambiado de aspecto: el Paris del año 40 desaparece completamente para dar lugar á una nueva ciudad.
Y veré a las dos amazonas con los dos pequeños grooms de que hablaba no hace mucho. ¡Si vierais qué elegantes son las dos hermanas a caballo! Una mañana, detrás de ellas, di toda la vuelta al Bosque de Boulogne, en París.
Hervieu me recibe en su despacho: es una habitación cuadrangular, alegre y muy clara, con dos ventanas abiertas sobre la Avenue de Boulogne; los muebles son elegantes y cómodos; ni los cuadros ni los chillones «bibelotes» japoneses abundan; los libros, no cabiendo ya en los armarios, invaden el diván y las sillas; es como una marea desbordada de papel; una biblioteca portátil amenaza desplomarse bajo el peso de las últimas publicaciones; no obstante, en aquel hacinamiento caótico de novelas y de revistas, adivinamos cierta ordenación ó clasificación; el maestro recuerda, aproximadamente, dónde están sus libros, y si quisiera buscar alguno, es indudable que tardaría en hallarlo pocos minutos.
Nuestros puertos del extremo Norte, Dunkerque, Boulogne, Dieppe, azotados por los vientos y corrientes de la Mancha, son también una fábrica de hombres que los hace y rehace. Aquel gran soplo y aquel gran mar, en su eterno combate, basta para resucitar á los muertos: y en efecto, allí se operan renacimientos inesperados. El que no tiene lesión grave se recobra en un instante.
Aunque gruñendo un poco, concluyó la señora de Montauron por dar el beneplácito, y como Pedro tuviera que pasar por París para ir a embarcarse en Boulogne, fue el encargado de trasmitir la invitación a Fabrice. Cuando el marqués anunció a este amigo su viaje a Inglaterra, donde debía permanecer varias semanas, no pudo el artista dominar su extremada sorpresa.
Tomaron los naipes a la salida de Boulogne o de Lisboa, y cuando lleguemos al río de la Plata habrá que gritarles: «Ya hemos llegado; ya estamos en Buenos Aires». Y es posible que aún contesten: «Un momento; aguarden para atracar a que concluyamos la última partida...». ¡Y eche usted copas! ¡Y traiga usted cigarros! ¡Y las más admirables de las señoras, que viven codo con codo entre ellos, juntando su rodilla con la del camarada de enfrente, tragando humo y mirando las cartas con ojos de bruja hambrienta!...»
Al Bois de Boulogne acuden en número fabuloso los carruajes mas elegantes de Paris, y la multitud se pasea y se esparce complacida en medio de su grandeza. En el Bois de Boulogne existen ademas otros varios jardines; hay restaurants, casas suizas, cafés, etc., etc. Al lado de la gran cascada se extiende la llanura de Longchamps, donde tienen lugar las carreras de caballos.
Claro está que en la provincia de Córdoba hay damas ricas, que han estado o están en Madrid, que tal vez han ido a Baden o a Biarritz algún verano; que hablan francés, que han paseado en el bosque de Boulogne, que conocen acaso varias cortes extranjeras, que leen las novelas de Jorge Sand y los versos de Lamartine en la misma lengua en que se escribieron, y que se visten con Worth, con Laferrière, con la Honorina o con la Isolina.
Palabra del Dia
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