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Actualizado: 10 de julio de 2025
Calzaban alpargatas, cubríanse la cabeza con boinas, pero encima de ellas, como si fuesen las enseñas del oficio, llevaban con solemnidad, uno de ellos un sombrero de copa, y el otro una teja de cura de un negro verdoso.
Esta armadura de linó que mandé a usted para nada le servirá. Usarela yo. Se la devolveré en el otoño adornada con algo, de mucha novedad, que no se conozca todavía por aquí... ¡Ah!, le recomiendo para los niños unos sombreros marineros que ha traído Sempere y unas como gorras o boinas.
Y mezclando los gritos del país con los que habían aprendido en las plazas de toros, arrojaban más allá de la cuerda sus boinas y sus carteras, pero llamando en seguida á los chicuelos para que las recogiesen.
Habían colocado en el centro de la plaza varios troncos enormes, sujetos por palos hincados en la tierra, para que no rodasen. Sonó de nuevo el chistu y el dambolin, y salieron los partidores de leña, llevando al hombro sus hachas relucientes. Arrojaron á un lado las boinas y alpargatas, y subiéndose sobre los troncos, comenzaron su trabajo.
Necesita hablar con la hija del jardinero, una mocosa que él ha visto andar á gatas, pero que ya tiene diez y seis años y no ofrece mal aspecto. Trabaja en una sombrerería de Monte-Carlo, y sigue las modas lo mismo que una señorita. El coronel cuida de la renovación de sus zapatos de altos tacones, de sus faldas cortas, de sus boinas y sombreritos, de sus collares de falso ámbar.
Los dos se despojaron de boinas y alpargatas y con los pies desnudos subieron sobre las piedras, en las cuales estaban marcados los redondeles que debían perforar. El trabajo duraría dos horas: el que antes lo terminase ó llegase más adelante sería el vencedor. Colocáronse ambos barrenadores, cada uno sobre su piedra, con las piernas juntas y los talones tocándose.
Aresti, desde un balcón, veía cuatro masas obscuras de boinas, encuadrando el espacio libre, en el cual dos parejas de toros arrastraban penosamente unas piedras más grandes que las muelas de un molino, bloques enormes que al moverse dejaban detrás de ellos la tierra profundamente aplastada.
Un jesuita amenazó con horribles fusilamientos, más tarde realizados; hubo cabecilla que, habiendo licenciado en Pascuas de Navidad sus tropas, las congregó a toda prisa; se armó el Maestrazgo; creció el peligro en Cataluña y llegaron las boinas blancas hasta más acá del Ebro.
Un público heteróclito se agolpa impaciente bajo la gran claridad blanca irradiada por los tres arcos voltáicos que alumbran la fachada del teatro: los automóviles se acercan trompeteando; uno tras otro; los landós se detienen al borde de la acera, y de ellos descienden diligentes mujeres hermosas cubiertas de pieles y de encajes, con la magnificencia de sus cabellos y la nieve de sus gargantas desnudas, aljofaradas de piedras preciosas; mantones plebeyos, capas, boinas, gabanes elegantes y relucientes sombreros de copa, se acercan ó separan, siguiendo esos extraños calofríos que rizan el lomo temblequeante de las multitudes, y al cabo desaparecen por las puertas del teatro; puertas voraces, contraídas en una especie de succión insaciable.
Ofreciendo los billetes á puñados, seguían durante horas enteras el jadear de su ídolo, atacando con el hierro la piedra, hasta que al quedar triunfante, lanzaban sus boinas al aire, gritando victoria más por el orgullo de la clase que por las ganancias de la apuesta. Todo les servía para arriesgar el dinero que la fortuna les arrojaba á manos llenas.
Palabra del Dia
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