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Sin interrumpir su canto, ha abierto un agujero profundo en la corteza de una rama hinchada por el calor, llegando hasta la corriente de savia que circula madura por el sol, como un vino de generoso fermento. Conservando el tubo de succión hundido en este pozo, bebe y bebe con sensual inmovilidad, entregada por entero á los encantos del jarabe y de la estrofa.

El pulso del dios azul eran las mareas. La tierra se volvía hacia la luna y los astros con una rotación simpática igual á la de las flores que se vuelven hacia el sol. Todo lo que en ella hay de más móvil la masa flúida de la atmósfera se dilataba dos veces diariamente, hinchado su seno, y esta succión atmosférica, obra de la atracción universal, se reflejaba en las aguas, conmoviéndolas.

Después de comer, Ron se pasa los palpos por la cara, como limpiándosela, con el mismo gesto que los gatos; a veces se lleva también su segunda pata izquierda a la boca, como si se estuviese hurgando los dientes. Una mosca cogida por Ron tarda en morir poco más de un minuto. En la succión del tórax emplea Ron veintiocho, treinta, treinta y tres minutos; en la del abdomen, uno o dos.

Pero este vástago perdía de pronto su rigidez, tomando la forma de una sanguijuela que se estiraba sin llegar con su boca al Océano. Un espacio de color violeta quedaba entre la superficie atlántica y el extremo de la manga; y sin embargo, no por esto dejaba de verificarse la colosal succión.

Se sintió vaciado, como si todo su interior se liquidase, pasando al otro cuerpo á través de la imperiosa succión.

En unas cuantas horas, fuerzas invisibles é implacables pulverizarían los ejércitos invasores; los submarinos iban á estallar como proyectiles bajo una luz helada que los perseguiría en las profundidades oceánicas; los aviones que bombardean las ciudades indefensas descenderían atraídos por una succión eléctrica, como el pájaro vuela hacia la boca de la boa.

Noche a noche, desde que Alicia había caído en cama, había aplicado sigilosamente su boca su trompa, mejor dicho a las sientes de aquella, chupándole la sangre. La picadura era casi imperceptible. La remoción diaria del almohadón había impedido sin duda su desarrollo, pero desde que la joven no pudo moverse, la succión fué vertiginosa. En cinco días, en cinco noches, había vaciado a Alicia.

Estaba segura de su poder... Y reprodujo el beso del Acuario, aquel beso que estremecía la espalda del marino, haciéndole vacilar sobre sus piernas. Pero cuando se entregaba con más abandono á esta succión dominadora, se sintió repelida, disparada por un manotón brutal, semejante al puñetazo que la había lanzado sobre los almohadones al principio de la entrevista.

La succión oceánica le arrastró, á pesar de sus desesperados braceos. «¡Todo es inútil, voy á morir!», decía una mitad de su pensamiento. Y á la vez, el otro hemisferio mental evocaba con sintético relampagueo su vida entera.

Algunos bandidos más audaces se apoderan de su trompa de succión é intentan extraerla del pozo.... Interrumpo al naturalista.