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Actualizado: 17 de junio de 2025
Y Leonora agitaba las manos como queriendo aplaudir su idea. La vida al sol, la libertad, amarse con el mismo impudor sublime de los lazaronis que viven desnudos y se reproducen en la acera. Ella tenía allá en el Posilippo una pequeña casa, un villino de color de rosa, una bicoca con un jardín de higueras nopales y pinos parasoles, que bajaba en rápida pendiente desde el promontorio hasta el mar.
Pero eso es una bicoca, para quien sabe lo que es el mundo, ¿Pero este ministro? ¿Podrás decirme con seguridad, Ester, si es el mismo hombre á quien encontraste en el sendero de la selva? No me corresponde á mí hablar con ligereza de un ministro tan piadoso y sabio como el Reverendo Sr. Dimmesdale.
El administrador de los religiosos, sin embargo, le dejaba por humanidad el usufructo de los campos siempre que le pagase anualmente una pequeña cantidad, una bicoca veinte ó treinta pesos. Por lo demás Tandang Selo le decía: ¡Paciencia! más has de gastar en un año pleiteando que si pagas en diez lo que exigen los Padres blancos. ¡Hmh! Acaso te lo paguen ellos en misas.
Es una bicoca, hija manifestó la marquesa con aquel tono y aire de superioridad indulgente que sabía tomar cuando le convenía . Si salgo de mi conflicto, esa futesa por que usted se apura tanto, corre de mi cuenta. Así está el país como está, porque el capital no circula, porque todo el metálico está en las arcas, sin beneficio para nadie, ni para el que lo posee.
La cabeza del toro de mi casa es tan grande que un hombre montado en un cuerno no puede ver al que está montado en el otro. Eso no me asombra dijo la princesa. En tu casa no dan las vacas tanta leche como en mi casa, porque nosotros llenamos cada mañana veinte toneles, y sacamos de cada ordeño una pila de queso tan alta como la pirámide de Egipto. Eso es una bicoca dijo Meñique.
El primero que diga: «¡Eso es demasiado!» pierde. Por servirte, princesa y dueña mía, mentiré de juego y diré la verdad con toda el alma. Estoy segura dijo la princesa de que tu padre no tiene tantas tierras como el mío. Cuando dos pastores tocan el cuerno en las tierras de mi padre al anochecer, ninguno de los dos oye el cuerno del otro pastor. Eso es una bicoca dijo Meñique.
Por fortuna, el médico anunciaba una curación pronta, y con este pronóstico feliz tomaba tales alientos la dama, que su espíritu empezó a reservar un hueco no pequeño para todo lo concerniente al orden de la indumentaria elegante. Los regalitos de Milagros en aquella ocasión triste le llegaban al alma. Y cuenta que no eran bicoca estos obsequios.
Pero si el alto cielo en darme enojos No está con mi ventura conjurado, Y aqui no lleva muerte mis despojos, Quando me vea en mas felice estado, O si la suerte, ó si el favor me ayuda A verme ante Filipo arrodillado, Mi temerosa lengua casi muda Pienso mover en la real presencia, De adulacion y de mentir desnuda, Diciendo: alto señor, cuya potencia Sugetas trae las barbaras naciones Al desabrido yugo de obediencia: A quien los negros indios con sus dones Reconocen honesto vasallage, Trayendo el oro acá de sus rincones, Despierte en tu real pecho coraje La desverguenza con que una bicoca Aspira de contino á hacerte ultraje.
Calmaos, Sir Oliver, dijo el magistrado. Es muy posible que mi mayordomo y mi cocinero hayan olvidado los ostras ó no hayan podido conseguirlas; pero no hay motivo para desesperarse por tal bicoca. No faltará que comer. ¿Bicoca? ¡Pues me gusta! Una comida sin ostras, sin una miserable almeja. ¿Qué va á ser de mí? Nunca me hubierais convidado á vuestra mesa....
Luego que la tenemos, la amamos. Yo cobré mi billete, los mil francos me parecian una bicoca en presencia de tanto metal, y me quedé estático mirando al coloso. El dinero es el coloso de nuestro siglo. Huyó la casta, y vino el billete. ¡Misterio terrible! decia yo para mí.
Palabra del Dia
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