United States or Sint Maarten ? Vote for the TOP Country of the Week !


La vegetación baja se componía de plantas silvestres de acre perfume y vida dura, insensibles á las emanaciones salitrosas; nopales, cuyas palas verdes estaban rematadas por frutos rojos; pequeñas pitas de retorcidas puntas que se enredaban unas en otras como tentáculos de pulpos verdes. Admiró Alicia este jardín.

En el lado de Mediodía, entre las rocas cubiertas de pitas y nopales, se aclimata la vegetación de los países cálidos con una facilidad verdaderamente sorprendente si se tiene en cuenta la latitud geográfica.

Y Leonora agitaba las manos como queriendo aplaudir su idea. La vida al sol, la libertad, amarse con el mismo impudor sublime de los lazaronis que viven desnudos y se reproducen en la acera. Ella tenía allá en el Posilippo una pequeña casa, un villino de color de rosa, una bicoca con un jardín de higueras nopales y pinos parasoles, que bajaba en rápida pendiente desde el promontorio hasta el mar.

La blancura de la iglesia, enjalbegada de cal, con sus arcadas frescas y sus ribazos de piedra seca coronados de nopales, hacía pensar en una mezquita africana. Tenía más de fortaleza que de templo. Sus tejados estaban ocultos por el borde superior de los muros, especie de reducto sobre el cual habían asomado muchas veces escopetas y trabucos.

Otros se dirigían hacia el Casino y sus terrazas, pasando entre las palmeras brasileñas, de lisos y huecos fustes forrados de piel de elefante; entre los cactos sostenidos por soportes de hierro formando madejas de reptiles verdes erizados de púas; entre los nopales, altos como árboles; entre las higueras del Himalaya, con el cuerpo de torre y una copa inmensa que parecía hecha para proteger la inmóvil meditación de los fakires; entre todas las vegetaciones de la América tropical y la América templada, de la China, Australia, Abisinia y El Cabo.

y en peñascos y en colinas los nopales, las encinas, responden en són amante al beso fresco y errante de las auras vespertinas. Bajo la enramada espesa, clara y profunda la presa como un espejo se tiende, y en blancos chorros desciende, y en su murmurio no cesa. Leve el humo en la alquería revela el fuego que arde en el hogar, y á porfía dan las aves su armonía á la oracion de la tarde.

Los campos pedregosos de olivos y nopales estaban ahora cubiertos de «Palaces», grandes como cuarteles, y sostenían una segunda ciudad alta, que, extendiéndose por la ladera de los Alpes, unía Mónaco con Monte-Carlo. Este terreno, vendido á precios enormes, era medio siglo antes un lugar tan olvidado, que cualquiera de sus poseedores podía disponer sin obstáculo que le enterrasen en su propiedad.