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Actualizado: 4 de junio de 2025
Cuando por las tardes Baltasar lograba acercarse algún tanto a Amparo e inclinaba la cabeza para hablarle, sentíase envuelto en la penetrante ráfaga que se desprendía de ella, causándole en el paladar la grata titilación del humo de un rico veguero y el delicioso mareo de las primeras chupadas.
Levantamiento del destierro del conde de Lemos dictó el duque; reposición en su oficio de ayo del príncipe de Asturias á don Baltasar de Zúñiga; reposición en su oficio de caballerizo mayor al conde de Olivares; nombramiento de confesor de su majestad la reina al reverendo padre fray Luis de Aliaga, y por último, reposición en su oficio de ayuda de cámara de su alteza el príncipe don Felipe, al duque de Uceda.
Se supo que este segundo libro había sido redactado por Baltasar Álamos de Barrientos, demostrándolo D. J. M. Guardia al darlo á luz con el título de Antonio Pérez. L'art de gouverner.
Juan de Cardona. Fadrique de Cardona. Gastón de la Cerda, hijo del Duque de Medinaceli . General, D. Álvaro de Sande. El Obispo de Mallorca. Maestre de campo, Bernardo de Aldana. Ingeniero, Antonio Conde. Médico del Duque, el Licenciado Bernardo. Capellán de D. Álvaro, Carnero. Baltasar Mediavilla. Alfonso de Pallar. Sargento mayor, Maroto. Coronel, Pedro del Más. Capitanes, Sciana Smeraldo.
Y con esto, aquella noche el alférez, con un su amigo, y don Baltasar con otro, a un lugar apartado se fueron, y allí don Baltasar, con más fortuna, o más valor, o más destreza que Valcárcel, matole, dándole a los primeros embites de la pelea una estocada tal, que el corazón partiole; y el mísero a quien su mala lengua, o más bien la desgracia de encontrarse en el mismo empeño que don Baltasar, había matado, no pudo ni aun decir ¡Dios me valga!
Dejó caer los pinceles, y reclinando su tonsurada cabeza sobre los brazos, empezó a sollozar amargamente. Sus lágrimas cayeron sobre el pergamino, manchándolo lastimosamente y haciendo más borrones en sus malogrados dibujos. ¡Cuántos días pasó Fray Baltasar en aquel amargo estado de ánimo! ¡Cuántas noches sin pegar los ojos!
Mañana mismo. Conformes. Cauto, sin embargo, el tío Frasquito, y deseando prevenir en el ánimo del novicio las deficiencias que pudiera tener en su papel de fray Baltasar el padre Cifuentes, apresuróse a decirle que era este un cuitadito, un infeliz sin pizca alguna de mundo, que hablaba oportune et importune del infierno, pintando unos diablos feotes y groseros que en nada se parecían a los diablillos correctos, perfumados, elegantes, que se figuraba el tío Frasquito de frac y corbata blanca, pelo rizado, gardenia en el ojal, monóculo en el ojo izquierdo y un lazo de color de fuego en la punta del rabo.
No... Quiero verlo yo mismo. El tío Frasquito brincó otra vez emocionado, viendo ya a Malek-Adhel fundando, como Rancés, una Trapa, o un hospital como don Miguel de Mañara... ¡Todo, todo iba saliendo lo mismo, igual, idéntico que en la Favorita!... Fernando, la bella del Re, fray Baltasar... Faltaba tan sólo el convento, y ansioso él de poner la primera piedra, se apresuró a decir: Pues te llevarrré cuando quierrras.
Yo lo sé bastante bien, por desgracia. Si no fuera por no disgustar á papá, me iría á vivir á Madrid, al menos durante el invierno... ¿Su papá de usted es de este país? Sí, señor, y aquí ha ejercido la profesión de abogado toda la vida... D. Baltasar Rodríguez... tal vez le conozca usted... ¡Ah! ¿es usted hijo de D. Baltasar Rodríguez?
Se comprende fácilmente: el padre es el duque de Lerma; el hijo, el de Uceda; el otro, don Baltasar de Zúñiga, y el sobrino, el conde de Olivares, esto sin contar el de Lemos y otros... ¿De modo que habéis vivido engañando á todo el mundo? El amor al dinero... Porque sin el dinero... ¿Habéis llegado al punto de matar por el dinero? ¡Ah, no, señor; no, señor! exclamó todo horrorizado Montiño.
Palabra del Dia
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