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Entre aplausos y risas bailó con Amparito, mientras su hijo los contemplaba enternecido, renegando tal vez en su interior de su condición de poeta soñoliento y enemigo de superfluidades, que no le permitía aprender cómo se mueven las zancas en el vals, ¡El mismo demonio era el señor Cuadros, a pesar de sus años y del enorme bigote!

Pero ¿a qué vienen esos lloros?... ¿Qué han hecho las niñas? Señora dijo al fin D. Paco entre sollozos, hipidos y babeos ; me han pegado, me han arrastrado, me han... Asuncioncita se puso a imitar a la gente de los paseos. Presentacioncita bailó el zorongo, el bran de Inglaterra y la zarabanda... Luego pasó por la calle un caballerito, miró adentro y les arrojó este billete.

Particularmente las señoras se humillaban con un deleite que no eran poderosas a disimular, con un sentimiento de ternura y adoración que las ponía rojas. Organizóse poco después el rigodón de honor. Clementina abandonó su puesto para tomar parte en él. El monarca bailó con la duquesa, que hizo un esfuerzo por contentar a su marido. Una triple fila de curiosos formaban círculo viéndoles bailar.

El señorío se regaló con almíbares, chocolate, miel de azahar y miel de prima, y varios rosolis y mistelas aromáticas y refinadísimas. D. Pedro estuvo hecho un cadete: bullicioso, bromista y galante. Parecía que era falso lo que declaraba en su carta al deán, del reúma y demás alifafes. Bailó el fandango con Pepita, con sus más graciosas criadas y con otras seis o siete mozuelas.

Sucia, desgreñada, curtida por los vientos y el sol, desnuda de pie y pierna, el cuerpecito raquítico y asexual vestido de andrajos, la pobre niña durmió al raso, donde la noche la sorprendía; y fué de villorrio en villorrio pidiendo limosna, apurando todas las hieles de desdén que tiene para los mendigos la caridad pública; y en las calles de Lyón bailó, al son de la pandereta que golpeaba su padre, sobre la tragedia de sus piececitos ensangrentados...

Á ver si los complaces. El rostro de Soledad se nubló de repente y respondió con sequedad: Estos señores saben que hace ya mucho tiempo que no bailo y me harán el favor de dispensarme. ¿Y por qué no has de bailar? Pues porque no tengo gana. Pues bailarás aunque no tengas gana dijo él embraveciéndose. Pues no bailaré replicó con firmeza ella.

Mi palabra de honor que no he hablado con él de este asunto. Es que como se ha visto tanto de eso.... Pues mire usté, porque no se crea otra cosa, ese chico no deja de gustarme pero está perdiendo el tiempo. No comprendo.... Hace un año que bailó conmigo en la Natar y Flor.

Emma, siguiendo el ejemplo de algunas otras casadas, que bailaban también, aceptó unos lanceros a que la invitó el presidente del Casino, y poco después bailó con Minghetti una polca íntima, género de desfachatez tolerada que empezaba entonces a hacer furor y no pocos estragos morales. La polca íntima de Minghetti fue para ella una revelación.

El diablo no le valió sino para hacer sandeces; ni siquiera se le ocurrió á Fausto que aquella bruja joven, con quien bailó en el aquelarre y la hermosura de cuyos pechos celebra en una copla muy galante, hubiera podido servir de nodriza para su hijo, ya que no quisiese él bajar al seno de las Madres para traer desde allí á la misma cabra Amaltea, nodriza de Júpiter.

En el mismo momento Mervyn caía como un trozo de piedra en el estanque inferior y se alejaba rápidamente de la orilla: el pañuelo entretanto siguió el curso de las aguas, llegó á los arrecifes, bailó un instante en un remolino, luego pasando como una flecha por encima de la redondeada roca, fué á remolinar en una ola de espuma á los ojos del perro, que lo cogió con pronto y seguro diente.